A todo joven padre o madre le va a interesar conocer el truco para evitar que sus hijos imiten los malos comportamientos y las conductas agresivas. Y se trata de una solución muy sencilla, y es la de no exponerlos a ellas.
Los niños son pequeñas esponjas que van adquiriendo e incluyendo a su modelo de conducta aquellas manifestaciones observadas en la vida real o en medios de comunicación. Muchos padres optan por evitar que sus hijos vean películas violentas o programas televisivos que no impongan modelos de conducta adecuados para los más pequeños, pero en ocasiones descuidan sus propias manifestaciones.
Todos los adultos tenemos malos comportamientos y actitudes, que exhibimos de manera desapercibida en muchas ocasiones. Puede ser hablando por teléfono, o quizás algún gesto o verbalización respecto del resultado de un encuentro deportivo: debemos tener cuidado, pues nuestros hijos observan cada uno de nuestros movimientos y lo que decimos, y los exponemos a que los perciban como normales, incluso adecuados.
Cuando retamos a los niños por su vocabulario vulgar, y luego repetimos idénticas palabras en su presencia, no estamos haciendo más que confundir el parámetro educativo que llevamos a cabo. Para que los niños comprendan, por ejemplo, que hay una buena manera educada de hablar, debemos imponernos como ejemplos, y evitar las vulgaridades en su presencia. Lo mismo se adecua a nuestros gestos, comentarios y hasta comportamientos.
Hay padres y tutores que incluyen un sistema de modelos inversos en el proceso educativo, a modo de juego. Se trata de invertir momentáneamente los roles, y permitir que nuestros hijos nos impongan una suerte de castigo ante nuestras malas acciones, palabras y conductas. De este modo, el niño interpreta que sus padres saben que han obrado mal, y que ante una mala acción, hay una consecuencia.
Debemos estar al tanto de nuestras acciones frente a los pequeños, para evitar que las absorban como naturales y normales. Esto incluye nuestro comportamiento general dentro y fuera del hogar, incluso con las mascotas, las plantas y los objetos. La agresividad es fácilmente imitable por parte de los pequeños, y al insultar al árbitro del partido de fútbol en la tele, estamos enseñándole al pequeño que eso "está bien" y que "es imitable".
Por ello, para evitar que los niños imiten los malos comportamientos, debemos comportarnos de manera correcta en su presencia. Además, que nos sirva como modelo educativo a nosotros mismos, para poder ponerlo en práctica en los restantes aspectos de nuestras vidas.
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