1. Trabajo e identidad personal
En este sentido, el desempleo supone el aislamiento social. El desempleado no sólo pierde los contactos con las personas que se relacionaba profesionalmente, sino que tiende a encerrarse en sí mismo y a dejar de relacionarse con los demás. Se siente inseguro y desvalorizado.
Para la mayoría de las personas, estar inactivos y no desarrollar ninguna función laboral les impide tener un rol social con el que identificarse, lo que le afecta negativamente en su personalidad. El trabajo aporta un sentido de identidad.
2. Consecuencias del desempleo
Tiene una gran repercusión en el ámbito familiar, intensificando las relaciones existentes con anterioridad. Puede producir gran tensión y desestabilizar las relaciones familiares perjudicándolas o, por el contrario, la familia puede ser el gran apoyo y encontrar en ella el empuje y ayuda necesaria para buscar otro empleo, transmitiéndole confianza y seguridad.
La pérdida de empleo también produce una reducción de las relaciones sociales. Inevitablemente se pierde el contacto con aquellas personas que son imprescindibles para poder desarrollar nuestro trabajo. Además, es un medio para relacionarnos y hacer grandes amistades. Por otro lado, las dificultades económicas disminuyen los contactos sociales, no hay tanta disponibilidad para salir a cenar, ir de copas o realizar actividades que supongan un gasto.
El desempleo puede traer consecuencias psicológicas negativas como disminución de la autoestima, depresión, ansiedad, etc. Produce un empobrecimiento del concepto que se tiene de uno mismo.
3. Cómo afecta al desempleado
No obstante, hay una serie de sentimientos comunes que sufren quienes han perdido su trabajo. Entre ellos destacamos los siguientes:
- Sentimiento de vergüenza. La persona desempleada suele sentirse avergonzada por esa situación, responder a la simple pegunta "¿en qué trabajas?", les produce malestar. Este sentimiento surge tanto por el hecho de estar desempleado como por tener que buscar un empleo. La intensidad en que se sufre dependerá de diversos factores como la edad o el tiempo que lleve desempleado.
- Sensación de fracaso. Es frecuente encontrar personas desempleadas con sensación de fracaso, por no haber logrado permanecer en ese puesto de trabajo, con la sensación de haber fallado.
- El sentimiento de culpa también es frecuente ante estas situaciones. Muchas veces la propia persona llega a culparse por es situación, pensando que no ha sido lo suficientemente válido en el desarrollo de sus funciones y no ha sabido mantener su puesto de trabajo, sin tener en cuenta los factores externos que han podido generar esa situación como la necesidad de reducir plantilla o el cierre de la empresa.
- El desempleo no afecta por igual a todas las personas, su efecto no es comparable en una persona joven e independiente que ha perdido su empleo con un padre de familia que tiene que hacer frente a los gastos familiares.
El padre de familia no solo deja de ingresar dinero en su casa, sino que además considera que su rol de cabeza de familia queda desvalorizado, se siente impotente y frustrado. Hay que reaccionar y salir de esa situación, dejar de autocompadecerse y buscar soluciones.
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