martes, 18 de diciembre de 2012

Mitómano

La mitomanía, por su parte, es un trastorno psicológico que consiste en mentir de manera compulsiva y patológica. El mitómano falsea la realidad para hacerla más soportable e incluso puede tener una imagen distorsionada de si mismo, generalmente con delirio de grandeza (lo que produce una gran distancia con la imagen real).

Lo habitual es que el mitómano mienta sin valorar las consecuencias de sus mentiras. Por eso adopta a la mentira como parte de su comportamiento social y crea sistemas falsos para sostener todos sus engaños.
Por ejemplo: “Juan es mitómano, siempre habla de sus viajes por el mundo pero ni siquiera tiene pasaporte”, “Una cosa es decir una mentira piadosa, otra es convertirse en mitómano”, “La verdad es que no sabría cómo actuar si tuviera un familiar mitómano”.

Los niños y los adolescentes pueden convertirse en mitómanos cuando tienen una personalidad inestable y sus padres son excesivamente exigentes. Al intentar satisfacer los deseos de sus progenitores y del entorno social, terminan incurriendo en mentiras frecuentes.

El mitómano miente para ganar prestigio, manipular a los demás o hacer daño. Es importante tener en cuenta que no se trata de un trastorno inofensivo, sino que tiene efectos negativos tanto sobre quien padece la mitomanía como por su entorno.

Quien miente compulsivamente se enfrenta a grandes situaciones de estrés ya que debe sostener toda una urdimbre de irrealidades que terminan condicionando su vida y las relaciones sociales.

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