jueves, 24 de marzo de 2011

Inteligencia Emocional de las Parejas

En muchos casos, nos hemos preguntado ¿Cómo
mejorar nuestra relación de pareja? ¿Qué hacer para mejorar nuestra
comunicación? Y la respuesta es simple, si queremos mejorar nuestra relación
debemos empezar por aumentar nuestra inteligencia emocional.


Esta alternativa nos hace preguntarnos, ¿Podemos incrementar nuestra
inteligencia emocional? ¿Cómo? En primer lugar, debemos partir del
autoconocimiento emocional, es decir si no conocemos nuestras propias
emociones, su intensidad y cómo se originan, no podremos reconocer las
emociones en nuestra pareja. Es necesario, determinar cuáles son las emociones
que sentimos con mayor frecuencia y cuál es la intensidad de éstas. Ya que de
esta manera, lograremos determinar si la intensidad de la emoción nos trae
problemas con nuestra pareja, nuestros amigos y familiares.


Al referirnos a la intensidad de la emoción, hay que explicar lo que es
una emoción negativa y una emoción negativa intensa y perturbadora. En primer
lugar, una emoción negativa es lo que podemos sentir frente a una situación
desagradable para nosotros. Por ejemplo, pena, tristeza, fastidio, incomodidad,
etc. En cambio, una emoción intensa y perturbadora es un sentimiento negativo
que perturba nuestro natural desenvolvimiento en casa, en eventos sociales o en
el trabajo.


¿Cómo reconocer una emoción negativa, perturbadora e intensa? Si la
emoción que sentimos nos trae problemas con otras personas y hasta con nosotros
mismos, entonces estamos perturbados emocionalmente.


Una vez logrado el autoconocimiento emocional, el segundo paso es el
autocontrol. Pero entonces surge una nueva duda ¿Cómo controlar nuestras
emociones? ¿Debemos dejar de sentir para ser témpanos de hielo? No. Es posible
sentir sin perturbarse, eligiendo sentirnos fastidiados en vez de coléricos,
alegres en vez de eufóricos, tristes en vez de deprimidos. Pero ¿Cómo lograr
controlar nuestras emociones? Teniendo en cuenta nuestros pensamientos.


Nuestros pensamientos son el origen de las emociones, es decir, nosotros
sentimos de tal o cual forma porque tenemos un esquema de pensamiento
determinado que originará nuestra emoción. Las emociones no se disparan solas,
sino obedecen a nuestra forma de pensar sobre los hechos de la realidad.


A esto último va unido el concepto de preferencia vs. demanda, es decir
si nosotros prefiriéramos que nuestra pareja sea más comprometida con la
relación, no sentiríamos cólera sino fastidio. El origen de la perturbación
emocional es un esquema de pensamiento demandante y dogmático que no nos
permite ser flexibles con nosotros y con las personas a nuestro alrededor.


Por ello, es muy importante establecer desde un inicio la diferencia
entre demanda y preferencia. La preferencia origina una emoción negativa, más
no una emoción intensa y perturbadora.


Al lograr el ansiado autocontrol emocional, es necesario identificar
nuestra forma de comunicarnos con nuestra pareja. Es decir, conocer cuáles son
las vías de comunicación que utilizamos ¿Estamos siendo claros y veraces con
nosotros y con nuestra pareja? ¿El mensaje que queremos transmitir llega como
queremos que llegue? Si ponemos especial atención a nuestra forma de
relacionarnos, habremos logrado identificar la forma de vínculo que tenemos.


Es importante que nuestra pareja se sienta escuchado, acogido y
comprendido. Para ello, el ambiente debe ser propicio y la atención centrada en
el discurso de nuestra pareja.


No hay que confundir “pasar tiempo en familia” con “pasar tiempo de
pareja”. Si estamos juntos con nuestros hijos, estamos viviendo en familia, si
estamos compartiendo tiempo entre nosotros, conversando sobre nuestros
proyectos y deseos, estamos compartiendo tiempo de pareja. No olviden, el
tiempo de familia nunca podrá suplir la necesidad de tiempo en pareja.


Para finalizar decimos que “Si una pareja es feliz, la familia es feliz.
Si una pareja está triste, la familia está triste”. Los padres antes de ser
padres fueron esposos y enamorados y esa es la raíz del hogar, el amor de
pareja, el amor conyugal. Por lo tanto, hay que darle el tiempo necesario para
cultivarlo día a día.