jueves, 27 de septiembre de 2012

Cómo es una personalidad inmadura

La personalidad inmadura.

La personalidad inmadura se caracteriza fundamentalmente por el infantilismo, porque la edad psicológica de estas personas es notablemente inferior a su edad cronológica. En ellos continúan presentes, a pesar de estar ya en la edad adulta, rasgos y mecanismos psicológicos propios de la infancia, como si el paso del tiempo no les hubiese servido para adquirir otros nuevos, propios del desarrollo normal de la personalidad. Cuando esta discordancia de edad es suficientemente notable y toma un curso prolongado, se constituye en un trastorno de la personalidad con características y consecuencias específicas.

Son personas con un conocimiento de sí mismas equívocas, escaso o superficial, a lo que se añade una falta de coherencia en sus planteamientos, que procede, en buena medida, de la ausencia de una identidad personal suficientemente configurada y de un objetivo de vida realista y perfilado. También se caracterizan por tener una gran dificultad para admitir con naturalidad sus carencias, fallos y limitaciones, las de los demás o las propias de la vida misma. Esto favorece su tendencia a escapar de la realidad mediante la imaginación hacia un mundo de fantasías en donde se cumplen sus deseos insatisfechos, lo que a medio y largo plazo contribuye a distanciarlos más de objetivos vitales realistas, con lo que en última instancia quedan profundamente desorientados, sin saber qué hacer o dónde ir, sin rumbo a dónde dirigir sus vidas.

Tal como les ocurre a la mayoría de los niños, son muy impacientes, caprichosos, pretendiendo lograr sus objetivos de un modo inmediato. Dificilmente son capaces de soportar dificultades a corto plazo por obtener beneficios más tarde, por lo que suelen actuar de un modo primario, guiados casi exclusivamente por apetencias, instintos  o tendencias del presente, sin reparar en las consecuencias que pueden implicar tales comportamientos. Su falta de constancia responde a esta falta de planteamientos realistas, a la versatilidad propia de su falta de equilibrio emocional, y de criterios éticos sólidos y de valores estables.

Se produce entonces un imperio del presente por el cual, solamente se pretende sacarle el máximo partido a lo que se trae entre manos. Sentir intensamente las vivencias del momento, ya que la sexualidad se sitúa en primer plano, como principal fuente de autoafirmación de esta personalidad escasamente configurada. Entre ellos, también son comunes las conductas de riesgo, más por desconocimiento del mismo, o por un intento de autoafirmación, que por valor o criterios particulares.

Emocionalmente son poco estables, sufriendo frecuentes altibajos de ánimo que se desencadenan por motivos muchas veces insignificantes ( un pequeño fracaso, el comentario desfavorable de alguna persona), con una fragilidad emocional que hacen que pasen facilmente de la risa al llanto (labilidad emocional). Tienen un bajo umbral de tolerancia a las frustraciones, que hace que se derrumben cuando cualquier cosa no sale tal como habían previsto. Si alguien se niega a que se cumplan sus deseos, reaccionan de forma impulsiva, a veces con agresividad, lo que deteriora sus relaciones interpersonales, que suelen ser un tanto conflictivas debido a su dificultad para dar y recibir un tanto amor, para comunicarse con los demás, para dejarse conocer y establecer lazos afectivos francos, sinceros y profundos.

Además, tienden a idealizar previamente a los demás, que se continúa de un sentirse defraudados y concluye con actitudes rígidas y rebeldes. Esta intolerancia e inflexibilidad que muestran hacia los demás contrasta con la transigencia que pueden mantener consigo mismos, lo que no es más que otra manifestación de su incoherencia interna. En otras ocasiones, se puede advertir una exagerada influencia de ciertas opiniones ajenas, quedando al arbitrio de la moda o de la influencia pasajera de alguna persona que, en ese momento, adoptan como líder. Es lo que comúnmente se entiende por "falta de personalidad".

Como resultado final de todas estas características se produce por igual que le sucede a los niños una falta de independencia, de auténtica autonomía, que dificulta que estas personas se puedan desenvolver por sí mismas de forma adecuada. Son por tanto, como niños con la edad de adultos, personas incapaces de asumir con responsabilidad tareas propias de estos últimos, como el matrimonio, la paternidad, etc.
 
Principales características de la personalidad inmadura:
-         Desconocimiento de uno mismo. Personalidad poco configurada.
-         Impaciencia.
-         Inmediatez.
-         Falta de constancia.
-         Comportamientos irresponsables.
-         Comportamientos caprichosos.
-         Ausencia de objetivos y planteamientos realistas.
-         Desconocimiento del riesgo.
-         Escaso control de instintos, impulsos y tendencias.
-         Tendencia a ensimismarse en fantasías.
-         Intolerancia a la frustración.
-         Inestabilidad y labilidad emocional.
-         Dificultades para aceptar los propios fallos y limitaciones.
-         Dependencia.
-         Relaciones afectivas superficiales, rígidas y exigentes.
-         Criterios éticos y valores inestables.

martes, 18 de septiembre de 2012

¿Por qué tenemos pesadillas?


Todos las tenemos a veces, nos despiertan en medio de la noche y nos inundan de sentimientos de temor, ansiedad o tristeza. Por lo general implican algún tipo de situación de peligro: caer al vacío, ser perseguido por alguien o algo, encontrarse en un lugar tenebroso como un cementerio o una casa abandonada, etc.

A veces las pesadillas pueden ser leves y simples, tales como la caída, que nos despiertan rápidamente. Otras veces, las pesadillas parecen ser tan vívidas y reales, que literalmente nos asustan, incluso después de que nos despertamos. Hace mucho tiempo cuando dejamos de ser niños aprendimos que estos malos sueños no son realmente causados por los monstruos del armario, pero exactamente, ¿Por qué las pesadillas ocurren?

Existen causas fisiológicas y psicológicas. Por ejemplo, tener una fiebre alta aumenta las posibilidades de tener una variedad de pesadillas. Dormir en un lugar muy apretado o en una posición donde se este frente a una pared o una almohada, conduce a menudo a los sueños en donde sentimos que nos asfixiamos o nos ahogamos, todo esto como respuesta al entorno de manera inconsciente. Comer antes de irse a dormir estimula la actividad cerebral, cosa que también puede provocar que una persona tenga pesadillas.

Freud decía que los sueños son una forma de manifestar nuestros deseos y que muchos deseos son el resultado de otros reprimidos o frustrados. En su opinión, la ansiedad que rodea dichos deseos hace que algunos sueños se conviertan en pesadillas.

El estrés es otro factor importante. Los sueños se ven muy afectados por los niveles de estrés, regularmente un nivel considerable de estrés al irse a dormir conduce a sufrir pesadillas. Algunos psicólogos consideran en particular que las pesadillas que tienen un sentimiento de fracaso (ser perseguido por algún enemigo o ser capturados injustamente) son causadas por un nivel de estrés alto.

Cualquiera que sea la razón, hay algunas cosas que se pueden hacer para evitar tener pesadillas. Estar tranquilo y dormir en un ambiente relajado alivia un poco la ansiedad y el estrés acumulado durante todo el día. Tomar un baño relajante antes de acostarse, rociar fragancias de aromaterapia, el uso de sonidos naturales, como olas, para disminuir el ruido de la calle, pueden ayudar a crear un lugar tranquilo para poder descansar.

Si sufres de pesadillas frecuentes y recurrentes que interfieren con la calidad de tu sueño, lo mejor seria acudir con un especialista para discutir otras opciones.



lunes, 17 de septiembre de 2012

Cómo lidiar con la parálisis del sueño

La parálisis del sueño es un estado en el cual uno se encuentra paralizado al principio del sueño o momentos previos a despertarse aunque uno no se levante del lecho, seguido usualmente de terribles alucinaciones. Aquí hay unos pasos para ayudar a lidiar con la parálisis del sueño. La parálisis es totalmente normal y se produce cada vez que el individuo duerme. Es el mecanismo natural de defensa del organismo para evitar el "escenificar físicamente los ensueños", lo cual podría resultar dañino y peligroso para el individuo dormido.
Normalmente no se está consciente en ese estado, pero algunos individuos son susceptibles de sufrir episodios de parálisis estando conscientes. Esto puede ocasionar que el individuo mezcle sensaciones reales del entorno que le rodea con cualquier tipo de alucinación producida por un sueño, como puede ser sentir una sensación de ahogo o dificultad para respirar, con opresión del pecho, palpitaciones y otras sensaciones de origen fisiológico. Esta parálisis, acompañada por temor en la persona que la padece, se conoce como pesadilla, en el sentido clásico de la palabra.

 Pasos

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    Aprende a reconocer los síntomas. La parálisis del sueño puede afectar a la gente de diferente forma. Los síntomas serán más fáciles de sobrellevar si sabes a lo que te vas a enfrentar. Las experiencias individuales varían pero algunos síntomas incluyen: extrañas presencias malignas observándote, un intruso en tu cuarto, contactos alienígenas, violaciones, el sentimiento de que alguien ha puesto una bolsa en nuestras cabezas mientras duermes, y muchas otras más que ocurren cuando uno se encuentra atravesando este estado.

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    Busca la experiencia de otras personas. Es mucho más sencillo lidiar con este suceso si sabes que no eres la única persona que ha tenido experiencias similares. También puedes hablar con tu doctor acerca de estas experiencias; existen ciertos procedimientos que pueden ayudar en casos extremos.
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    Determina qué es lo que provoca tu parálisis del sueño. La parálisis del sueño puede ser provocada por situaciones bastante variadas. Algunos investigadores concuerdan en que la parálisis del sueño es mayormente causada por la posición en la cual uno duerme, mayormente con la espalda hacia abajo y mirando hacia arriba. A veces también puede ser provocado por elementos en los cuales no tienes control como estrés, el ambiente en el que te desenvuelves, aun tus sueños. Trata de llevar un control de tus episodios de parálisis, registra también tu experiencia, el tiempo, el patrón del sueño, la posición en la que dormías, tu estado emocional antes y después del episodio y si estuviste durmiendo o despertando cuando pasó. Esto puede ser información bastante útil, especialmente si decides visitar a un médico especialista.
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    Evita provocarte un episodio. La mejor forma de lidiar con una episodio de parálisis del sueño es no experimentarlo. Identifica específicamente qué es lo que te provoca un episodio, así reducirás ostensiblemente las posiblidades de tener uno. Si tu parálisis ocurre cuando duermes con la espalda para abajo, entonces evita hacer esto. Si el episodio ocurre cuando trabajas fuera de horario, entonces evita esto.
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    Duerme regularmente. Los patrones de sueño pueden tener un drástico efecto en los episodios de parálisis del sueño. Trata de mantener un patrón de sueño regular y obtener todo el sueño que necesites puede reducir significativamente las posibilidades de tener un episodio de parálisis.
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    Sólo relájate. Aunque la parálisis del sueño puede ser realmente intimidante y ser acompañada por alucinaciones, algunas personas sólo experimentan la sensación de estar paralizados. Cuando esto ocurre, debes saber que nada te va a ocurrir. Si te concentras en tratar de moverte, puedes agilizar este proceso. Primero desde la punta de los pies y lentamente hasta llegar a la cabeza, o tan sólo vuelve a dormir y cuando despiertes ya habrá pasado.
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    Habla con tu pareja sobre esto. Cuando alguien pasa por una parálisis lo más probable es que no pueda hablar ni pedir ayuda. Lo único que probablemente haga es abrir los ojos y emitir extraños sonidos. Asegúrate de que tu pareja pueda identificar estos sonidos, de modo que ella pueda ayudarte a despertar por completo lentamente.
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    Deja que los años pasen. Puede sonar tonto, pero la parálisis del sueño empieza a temprana edad y se vuelve menos frecuente conforme uno crece. Los episodios deben volverse menos y menos frecuentes a medida que los años pasan y es posible que llegues a tener hasta 30 años sin noticias de algún episodio.

Consejos

  • Intenta respirar suavemente grandes bocanadas de aire. La respiración es una de las pocas cosas que aún puedes controlar. Tomar grandes bocanadas de aire ayudará a que tu cerebro obtenga el oxígeno que necesita para despertarse.
  • Reduce tu estrés.
  • Cuando suceda, intenta mover los dedos de los pies y de las manos, mueve los ojos, toma bocanadas de aire e intenta hacer movimientos bruscos. Estos movimientos ayudan a que el cuerpo despierte.
  • Come sanamente.
  • Recuerda que aunque puede sentirse mucho miedo, no existe peligro alguno.
  • Habla de esto con otras personas.
  • Concentrarse en intentar moverse o sacudirse puede acelerar el proceso de salir de un episodio.
  • Los episodios de parálisis del sueño ocurren mayormente cuando duermes mirando hacia arriba con la espalda hacia abajo. Evita esta posición.
  • Considera tomarte un examen del sueño para comprobar que no sufres de episodios en los cuales no respiras (apnea). Con el tratamiento adecuado, la apnea puede ser tratada y tus episodios de parálisis se harán mucho menos frecuentes o terminarán.
  • Si te encuentras experimentando un episodio al momento de dormir, intenta sentarte y colocarte frente a un luz brillante por más o menos un minuto antes de volver a dormirte. No se sabe bien por qué, pero esto ha ayudado a algunas personas.
  • Alguna gente ha encontrado útil seguir esta técnica. Toma un momento del día para relajarte e imaginar que estás pasando por un episodio de parálisis del sueño. Pon atención en tu respiración y luego toma una gran bocanada de aire e imagina que esto te está llevando a despertar por completo. Practica este procedimiento de escape cuando no estés experimentando un episodio, así podrás reducir la cantidad de ansiedad que suele acompañar a este estado.
  • Una manera efectiva de reaccionar a este tipo de episodios sin tener un control avanzado de ellos y que funciona en la mayoria de los casos, es relajar el cuerpo, soltarse y pensar en algo agradable, indudablemente es el miedo el causante.
  • Algo muy útil es evitar, al momento de dormir, tener elementos que pudieran ayudar a conectarte con el estado consciente, como por ejemplo el televisor o la radio encendida.
  • Otra ayuda es, una vez despierto, no volver a dormirse o dormitar. Muchos casos de parálisis del sueño ocurren en el famoso "Duermo un ratito más", o intentando dormir nuevamente, luego de haberse despertado.
  • Repítete a ti mismo que no tienes miedo e incluso intenta divertirte con el sueño. Desaparecerá y recuperarás la movilidad.
  • Las alucinaciones se provocan. Muchas veces primero se centra la atención y luego se percibe. Pregúntate si hay música, puede que empieces a escucharla.

Advertencias

  • Intenta dormir en un lugar en el que no puedas dañarte con ningún objeto. Está claro que si estás paralizado no vas a hacerte daño con nada porque no te mueves, pero a veces los despertares son bruscos y pueden provocar movimientos agitados, incluso la caída de la cama; por eso es mejor no rodearse de objetos que te puedan golpear (ej. objetos en la mesita) si sufres a menudo "parálisis del sueño".
Fuente

lunes, 10 de septiembre de 2012

Comprendiendo a mi pareja

Al estudiar el desarrollo de las sociedades antiguas y modernas, se observa un denominador común: las diferencias y discrepancias entre grupos e individuos.  En la relación de pareja, la cercanía cotidiana maximiza estas diferencias, aumentando las posibilidades de fricción.

Los roces se producen a partir de las  particularidades de cada individuo, tanto en cuanto a sus atributos innatos, como a las actitudes y comportamientos aprendidos de su entorno social. Como ejemplo de estos roces,  podemos citar aquellos que surgen de la diferencia de género, siendo esta una característica innata, y los que surgen por el modo distinto de interpretar una misma situación, lo que corresponde al trasfondo social y psicológico de cada persona.

Es así que, frecuentemente, los cónyuges encuentran diferencias en numerosas áreas de su vida compartida, aún en aquellas que son fundamentales a su relación: las formas de divertirse, los estilos de comunicación, las estrategias para solucionar problemas, las formas de satisfacción, la definición de derechos y deberes, el manejo de espacio individual y espacio de pareja, cómo y cuándo establecer los límites necesarios para las relaciones con las familias de ambos, hasta donde permitir las influencias de otros, qué comprar, qué vender, cómo amar, cómo valorarse y cómo reconocerse, y aun el concepto de pareja que maneja cada uno.

También es cierto que, habitualmente, existen puntos de semejanza.  Frente a este accionar de la vida, es necesario encontrar un equilibrio que potencie una relación armoniosamente balanceada, fortaleciendo los puntos de concordancia y, poniendo especial énfasis en comprender y aceptar las diferencias que existan.   

Así, los cónyuges encuentran estabilidad en sus similitudes, pues estas le otorgan a la pareja una base para “ser”, y en las diferencias, un constante redescubrimiento de sí mismos y de su compañera/o  para “hacer”.

Lo que deteriora a las parejas no son las diferencias, es la actitud que cada uno de sus integrantes asume ante ellas.  Una actitud comprensiva, de tolerancia y respeto es vital para superar los conflictos.  Pero ¿cómo lograr asumir esta actitud conciliadora cuando somos tan diferentes? Tomarnos el tiempo y el esfuerzo diario para conocer a nuestra pareja, reconociendo que mi forma de pensar y actuar no son absolutas ni definitivas,   es la respuesta a esta interrogante.

No podemos comprender a nuestra pareja si no le conocemos, no podemos llegar a acuerdos si pensamos que tenemos la exclusividad de la razón.   Una actitud arbitraria conduce al enfrentamiento, una actitud conciliadora nos da la oportunidad de crecer a partir de nuestras diferencias, aprendiendo el uno del otro y reinventando nuestra relación continuamente.

Según Marx, dando amor nos hacemos seres amados, o lo que es lo mismo, procurando la felicidad del tu, hacemos simultáneamente feliz al yo.  El secreto está en que ambos cedan y ganen al mismo tiempo.

Para recordar:
1. Hable de sus diferencias, negocie y junto a su pareja encuentre un punto de equilibrio que beneficie  a ambos.

2. Cuando dialoga con su pareja para resolver sus conflictos, elija las palabras que usa, nunca ofenda ni use términos groseros.

3. No vea las diferencias como amenazas, sino más bien como elementos de crecimiento y aprendizaje.

4. En nuestro vivir diario como miembros de una sociedad, frecuentemente debemos ajustarnos a situaciones o personas con las que no estamos totalmente de acuerdo, en beneficio de una colectividad.  Utilice este mismo principio con su pareja.

5. Las parejas sanas no son las que no tienen conflictos, son las que resuelven conflictos.

6. A diferencia de todas las otras relaciones familiares, la relación de pareja es la única que se establece por decisión propia, por lo tanto,  decidamos también actuar de forma conciliadora.

7. Es necesario encontrar un equilibrio entre diferencias y semejanzas  que potencie una relación armoniosamente balanceada.

8. Los cónyuges encuentran estabilidad es sus similitudes, pues estas le otorgan a la pareja una base para “ser”, y en las diferencias, un constante redescubrimiento de sí mismos y de su compañera/o  para “hacer”.

9. Lo que deteriora a las parejas no son las diferencias, es la actitud que cada uno de sus integrantes asume ante ellas.

10. Una actitud comprensiva, de tolerancia y respeto es vital para superar los conflictos.

lunes, 3 de septiembre de 2012

Para que existe el matrimonio


Este es un tema que quizá muchos no se han preguntado. Todos los días la gente se casa, por lo civil o por la iglesia, y no sabe para qué se casa uno.
Algunos dicen que se casan porque están enamorados y quieren durar toda la vida con su pareja. Sin embargo, a los pocos años (o meses, ¡o a veces hasta días!), se divorcian porque "se les fue el amor", porque consiguieron a otra persona "mejor", o porque ya no se soportan.

Al no tener claro para qué inventó Dios el matrimonio, las personas basan su matrimonio en sus sentimientos personales y sus metas egoístas. Creen que se casan para que una persona satisfaga todas sus necesidades.

El objetivo del matrimonio no es la felicidad

Esto suena paradójico. Se supone que te casas para ser feliz con la persona que amas, y para hacer feliz a tu pareja, ¿no es así?

Es cierto. Un matrimonio bien llevado da felicidad, estabilidad emocional, satisfacción, etc. Pero ese no es el objetivo principal del matrimonio.

Entonces, ¿qué sucede en los momentos de crisis? El matrimonio también tiene dificultades, problemas y conflictos. Es decir, que si no eres feliz, ¿entonces tu matrimonio ya no sirve?

¿Y qué de los momentos de angustia, donde la felicidad no se asoma a la puerta? ¿Y si pierden un ser querido? ¿Y si alguno pasa por una de esas crisis existenciales que a todos nos pasa, donde sentimos que no amamos a nadie, que nuestra vida no tiene sentido, y que nada nos satisface?

El propósito del matrimonio va mucho más allá de tu felicidad personal, o la de tu pareja; va más allá de la satisfacción de sus necesidades, y de la estabilidad emocional.

¿Vas a desechar a tu pareja porque de pronto no te haga tan feliz como deseabas desde el principio? ¿O vas a separarte porque no le das a tu pareja la felicidad que busca?

Tampoco el matrimonio es para recibir amor
Otras personas piensan que al casarse, van a recibir amor toda la vida. Y van a dar amor.
Si es así, ¿entonces por qué muchas parejas, luego de meses o años, dicen que se les fue el amor?

En primer lugar, por una falsa definición de amor. En "Los 10 Principios Para Un Matrimonio Feliz" aclaramos todas las definiciones del amor, y todo lo que implica. Cuando esto no se tiene claro, la pareja cree que se le va el amor.

Y así sepan qué es el amor, no nos digamos mentiras, no siempre tenemos amor para dar. Hay días que amanecemos con el estado de ánimo por el piso y no queremos que ni nos hablen. Tú no vas a estar todos los días dispuesto a dar amor, y tu pareja tampoco lo estará.

Y hay épocas en que no queremos saber nada de la vida, sentimos que no queremos a nadie, que nuestra vida no tiene propósito ni sentido.

Entonces, ¿se van a separar por esto? Si el amor es el principal objetivo, entonces es mejor separase cuando no sintamos nada, ¿no?

Para qué fue creado el matrimonio

Pero no. El objetivo del matrimonio no es la felicidad personal, ni recibir o dar amor, ni es la compañía, ni son los hijos siquiera.

Dios creó el matrimonio y la pareja para proveer intimidad, compañerismo y crecimiento, con el fin de lograr un propósito superior. El matrimonio es más trascendente que el sólo vivir con tu pareja, pasando los días y los años, haciendo cosas juntos y criando hijos para que sean buenos ciudadanos.

Dios diseñó la pareja para objetivos más grandes de lo que puedas imaginar. Y esos propósitos son más que tu felicidad. Seamos realistas. No siempre eres feliz en tu matrimonio. Tu pareja puede ser perfecta, pero igual llegan los problemas, crisis económicas, alguien se enferma…en fin. No siempre eres feliz.

Así que mira a tu matrimonio con nuevos ojos, y considéralo lo más relevante en tu vida, pues es así como el matrimonio va a tener sentido y propósito, más allá de la propia satisfacción.

Fuente