miércoles, 30 de noviembre de 2011

La complicidad en la pareja

En ocasiones, cuando se reúnen varias parejas de amigos, observamos que algunas parejas poseen una comunicación especial, vemos que se complementan entre ellos y que les basta una simple mirada para saber qué está pensando el otro y cómo se siente éste en cada instante. Es algo a veces imperceptible que denominamos complicidad en la pareja y que es una baza fundamental para que una relación sea fructífera y exitosa.

1. ¿Qué entendemos por complicidad en la pareja? 
 


La complicidad la podemos definir como una actitud que muestra un conocimiento entre unas personas que no es compartido por los demás. También el diccionario de la Real Academia la define en una de sus acepciones como un sentimiento especial de camaradería y solidaridad.

Cuando esto lo aplicamos a la pareja podemos definirla como saber en todo momento cómo piensa y qué es lo que quiere nuestra pareja y ayudarle a conseguirlo.
Vemos por lo tanto que un factor importante para que se pueda producir la complicidad es el conocimiento entre los dos miembros de la pareja.

La primera fase en la relación de cualquier pareja se basa sobre todo en ir descubriendo cómo es la otra persona, saber cómo piensa, cuáles son sus gustos e inquietudes. Posteriormente se entrará en una etapa en que el deseo por conocer al otro no es tan intenso. En esta etapa tenemos que trabajar especialmente la compenetración con nuestra pareja para conseguir esa complicidad que será muy positiva para nuestra relación.
2. Aspectos que influyen en la complicidad en la pareja 


Hemos visto que un primer aspecto para que esta complicidad se produzca es el conocimiento del otro, mientras más conozcamos a nuestra pareja más fácil será tener ese sentimiento de complicidad con ella.
Pero para conseguir esto, no sólo debemos conocer a nuestra pareja, también debemos asumir cómo es, respetarla e intentar comprenderla.
 
Compartir momentos importantes en la vida, tanto cuando éstos sean gozosos como cuando sean tristes nos ayudará a estar más unidos, ya que nos abriremos más y mostraremos nuestros sentimientos.

Las vivencias comunes nos pueden ayudar a conseguir la deseada complicidad con nuestra pareja.
 
Tener cosas en común favorece una mayor implicación entre los miembros de la pareja, si tenemos una manera parecida de pensar y entender la vida nos será más fácil acoplarnos el uno al otro.

También compartir aficiones y tener gustos parecidos hará que disfrutemos de muchos momentos juntos y que aumente nuestro nivel de complicidad.
No obstante, aunque dos personas tengan aparentemente poco en común pueden encajar a la perfección y conseguir complementarse. Para ello el respeto y la voluntad es muy importante. La complicidad, como gran parte de las cosas de la vida en pareja se puede cuidar y trabajar día a día.

  3. ¿Cómo mejorar la complicidad en la pareja?


Los pequeños detalles son muy importantes para mantener la complicidad en una relación.

Con el tiempo el entusiasmo y la pasión del principio se van apaciguando, por eso es muy importante mantener vivo el romanticismo, hacer algún regalo inesperado o preparar una cena romántica nos puede ser de mucha ayuda.

También es importanterecuperar la chispa sexual. Tener unas relaciones sexuales satisfactorias y enriquecedoras también influye en la complicidad de la pareja.

Es muy positivo hacer planes en común, tales como: organizar una excursión para el fin de semana, planificar un viaje para las vacaciones o preparar una fiesta sorpresa a un hijo o algún amigo.

En general debemos intentar hacer actividades en común, tales como salir de compras juntos, compartir las tareas de la casa, ir al cine o pasear, mientras más cosas compartamos, mejor.
 
El buen humor es una de las cosas que más complicidad crea entre las personas, recordar anécdotas divertidas y reírnos juntos nos ayudará a mantenernos unidos.

Debemos buscar ocasiones para estar a solas y hablar de nuestras cosas, debemos conseguir tener una comunicación fluida y sincera con nuestra pareja. La comunicación es imprescindible para conocernos mejor y para saber cuáles son las inquietudes de nuestra pareja y qué es lo que espera de nosotros.
 
4. Complicidad y confianza 


El concepto de complicidad está muy unido al de confianza. Cuando vemos una pareja con complicidad vemos una pareja confiada, ya que muchos de los elementos que hemos visto que influyen en la existencia de una buena complicidad en la pareja, tales como el conocimiento, el respeto o la buena comunicación sirven también para que aumente la confianza en el seno de ésta.

Cuando no hay confianza tampoco habrá complicidad, si consideramos que no podemos contar con nuestra pareja cuando la necesitamos o dudamos de su cariño, de su sinceridad o de su fidelidad, difícilmente podremos establecer una relación de complicidad con ella.
 
La confianza entre la pareja es clave para que haya complicidad. Las parejas que consiguen esto llegan a un grado de armonía que las demás personas perciben y en muchas ocasiones envidian o admiran. No obstante, una pareja que haya conseguido tener esta relación no está exenta de que ésta se pueda deteriorar por unos u otros motivos, por eso la complicidad en la pareja es algo que hay que trabajar y cuidar día a día.

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martes, 29 de noviembre de 2011

Cómo convivir con los suegros

Cómo convivir con los suegros sin morir en el intento




Hay quienes se hacen estas preguntas ¿con quién me casé?, ¿se casa uno con la pareja o con la familia de esa pareja?, ¿pueden los suegros decidir por mi?, ¿hasta dónde o hasta cuándo pueden opinar?, ¿por qué tus padres se meten tanto en nuestra relación?, ¿mejor escoja o tus padres o yo?. Si en alguna ocasión estas ideas han pasado por su mente le invito que analicemos como podemos apuntar a una mejor convivencia familiar y evitar así el desgaste en una relación.


En ocasiones estas frases surgen en algunas relaciones de pareja, al punto de convertirse en causa de divorcio.

Pareciera que en este tipo de relación no se discrimina el espacio de pareja del espacio familiar, los límites no están claros y los roles no están establecidos de manera intencional para cada uno de los miembros de la familia, de ahí que las situaciones de crisis surgen y se vuelven cada vez más tensas.

Con quién se casa uno

Si bien es cierto la decisión de casarse implica el desear permanecer y unirse a otra persona para compartir metas y sueños, la verdad es que se nos olvida que esa persona que elegí para tal propósito viene en combo, es decir, esa persona trae un trasfondo no sólo personal sino familiar que también tengo que aprender en la medida de lo posible a aceptar y amar.

Las personas que más sufren en una relación son quienes creen que la pareja es alguien que existe a partir del momento en que se conocen, por lo que tratan de olvidar y en algunos casos desechar a sus amigos, sus experiencias anteriores de pareja y hasta a su propia familia. No digo que sea ciento por ciento fácil conocer algunos detalles del pasado de la pareja, pero tampoco podemos verlo como algo imposible de lograr. Está claro que es esta aceptación mutua la que propicia mejores beneficios a la relación.

Indudablemente una relación de pareja funcional es aquella que desarrolla su capacidad de aceptación y por ende de adaptación, comprendiendo que la pareja es el resultado de una historia de vida personal y familiar y esta historia viene adentro de cada quien.

Conoce usted la familia de origen de su pareja?

Conocer la familia de origen de la pareja es crucial y relevante, pues es en este círculo primario de socialización que aprendemos roles que asumiremos más adelante, así como técnicas disciplinarias, estilos de amar e incluso las expectativas de género entre otros puntos.

En nuestra cultura se fomenta y se ha perpetuado un modelo de familia que socialmente es el más aceptado, (no así el más sano y conveniente), el cual utiliza la sobreprotección como un mecanismo para mantenerla unida, dándole a los padres el control absoluto de la misma. Es aquí donde los hijos son simplemente una extensión de los padres. Tienen que creer y vivir de acuerdo a lo que estos le impongan.

Cuando se constituye una relación estos detalles no pueden pasar desapercibidos, pues si ambas partes crecieron en hogares similares y bajo una dinámica de sobreprotección, es muy probable que terminen sintiendo dicha dinámica como normal y hasta necesaria, cada quien controla al otro y por supuesto la intervención o intromisión de los suegros no se percibirá como amenaza.

El problema real surge cuando al iniciar la convivencia con otra persona cuya familia de origen funcionaba diferente, donde en lugar de sobreprotección se le enseño a los hijos autonomía, la pareja comenzará a tener choques de roles que pondrá en riesgo su proyecto de vida.

Visualice por ejemplo a una mujer de 27 años, quien creció en un hogar donde los padres tomaban esa actitud de sobreprotección, escogían sus amistades, le facilitaron llave de la casa hasta su mayoría de edad, tomaban por ella sus propias decisiones como lo son la elección de carrera, la edad para casarse, etc, por supuesto que el día que esta mujer se involucre en una relación de pareja es muy probable primeramente que le otorgue a su novio o esposo el rol que asumían sus padres respecto a su vida, sumado al hecho de que sus propios padres decidirán en esta etapa de su vida nuevamente pues no ha existido el corte del cordón umbilical, lo que pondrá en crisis a la otra persona si no esta acostumbrado a esa dinámica.

Está claro que si su esposo creció en una familia donde la autonomía, la individualidad y la identidad se construyó a lo largo de su adolescencia, esta dinámica chocará con su propia filosofía de vida.

Entendamos que a la inversa sucede exactamente lo mismo, pueden ser los padres de él que tomen un rol protagonista en la relación de pareja, siendo los efectos similares.

Lo sano es que lejos de prejuiciarnos con nuestros suegros la clave está en conocer su contexto y origen y por supuesto los efectos de su dinámica familiar en el resto de la familia.

¿Siempre son las suegras las malas de la película?

No sé si usted se ha puesto a pensar desde cuando se empezó a hablar tan mal de las suegras, chistes, historietas, sarcasmo y juicio hay contra ellas, pero esta tradición cultural a muchos les ha prejuiciado en su trato a las mismas. Piénselo por un momento, verdad que pareciera que muchas veces esta idea viene a nuestra mente y se antepone a la relación.

Un principio que es parte de las relaciones interpersonales nos dice que usted y yo vamos a tratar a los demás de acuerdo a como los percibimos, siendo así imagínese que problemático si esa percepción está guiada por una serie de prejuicios o estereotipos culturalmente trasmitidos, lo que lanza la necesidad de que usted revise y si es posible elimine de su estructura cognitiva todo prejuicio, más cuando usted como mujer tiene un 100% de probabilidad de convertirse en suegra en un futuro cercano.

Que tal si usted se asegura de que la opinión que tenga sobre sus suegros no este sesgada por un prejuicio que generalmente propicia la rivalidad y competencia que termina afectando la familia.
En detalle algunos factores que influyen en la convivencia...

Una vez entendidos que los prejuicios son necesarios de eliminar analicemos algunos elementos que pueden influir en la participación de los suegros en una relación:

1. Carencias de los padres: en algunos matrimonios consolidados a través de los años se les ha impuesto a los hijos de manera encubierta y sin mala intención algunos roles que permiten mantener su propia relación, es decir, son los hijos y bajo el rol adoptado que le dan soporte a sus padres para que continúen en y con esa relación, de ahí que cuando el hijo o la hija ya no está en casa debido a que se casó, hay padres que tratan de mantenerlos cerca para que esa relación no detone en un divorcio, pues lo único que los une son los hijos no el amor ni mucho menos un proyecto de vida en común.

2. Posición ordinal: hay familias que están experimentando por primera vez un matrimonio de los hijos, por lo que al tratarse de una experiencia novedosa los padres no se han ubicado en su nuevo rol por lo que es necesario remarcarlo. Si quien se casó es el o la mayor de los hijos, es con él o ella que aprenderán a ubicar la línea de influencia. A pesar de esto no podemos obviar el otro caso que se da y es cuando más bien fue la o el menor de los hijos quien se casó, donde algunos padres lo visualizan como el más débil de la familia (no significa que así sea) y por tanto hay que ayudarle en cada una de sus cosas por que todavía a sus treinta añitos no podrá asumir esta responsabilidad del matrimonio por si mismo (a). Nuevamente se observa una dinámica familiar cargada de sobreprotección tan peligrosa.

3. Género: respecto a este punto las mujeres en la mayoría de casos y por cultura generan más dependencia de la familia de origen, más cuando las frases como “los hijos de mi hijos no se si serán, pero los hijos de mis hijas nietos serán” lleva a muchos padres de familia a involucrarse más activamente en el desarrollo de la nueva familia, más cuando hay nietos de por medio y ambos padres laboran.

4. Rol de los padres: si bien es cierto ya esto se mencionó, es uno de los factores que más interviene en la variable que analizamos, de ahí la importancia de recalcarlo e identificarlo. Hay hijos e hijas que una vez casados le siguen otorgando a sus padres un rol que calzaba cuando convivía con ellos, no ahora que mantiene su propia familia.

5. Modelo de resolución de conflictos: ha visto usted el caso de familias donde los y las hermanas al discutir requieren la intervención de sus padres para poder llegar a acuerdos. Bueno es muy probable que una vez casados cuando tengan una discusión con su pareja también requiera que sus propios padres intervengan para llegar a una conciliación, lo cual termina añadiendo combustible al sistema pues los padres tenderán a proteger a su hijo o hija en la mayoría de casos. Por favor trate de no tomar de consejeros a sus padres ni mucho les hable mal de su pareja que tarde o temprano pasarán la factura. Un conflicto de pareja involucra solo a dos, así que mantenga a terceros donde exista una cercanía afectiva a distancia al mismo para que no afecte la evolución del mismo.

¿Cómo entender la intervención de los suegros? Detalles a recordar.
1. Recuerde que toda relación para que llegue a ser significativa y válida involucra las relaciones vitales de cada uno de los miembros de la pareja. El problema no es que los suegros intervengan, el problema es que usted como pareja no tenga claro el hasta dónde y cómo puede intervenir. Esta es una decisión de pareja y no sólo de una de las partes, de ahí que el acuerdo es fundamental para evitar malentendidos, eso sí tenga claro que para su pareja sus padres son importantes y significativos.

2. Recuerde que hay situaciones en las que los padres de alguno de los dos puede intervenir. Que en algunos momentos alguno de los suegros intervenga no debe percibirse de mala manera, siempre y cuando esa intervención no denigre o disminuya a una las personas de la relación. Escuchar otras opiniones y consejos ayuda muchas veces a encontrar la luz, pero si esos consejos dañan es mejor ignorarlos y por supuesto recortarlos.

3. Recuerde que hay una diferencia entre una intervención y una intromisión. Cuando hay una intervención la pareja previamente comunicó su deseo y expectativa de manera mutua y clara, contrariamente a la intromisión que se da cuando sin previa solicitud los suegros asumen un rol que no compete. Lo que realmente daña a una pareja es la intromisión y no la intervención, sin embargo, en el fondo es la misma pareja la que ha permitido ceder ese espacio a sus suegros.



Pero, entonces cómo convivir mejor entre seis, cinco, cuatro tres?

Realmente si se puede convivir con los suegros y ser feliz.

No es cierto que la pareja más feliz de la historia ha sido Adán y Eva por que no tenían suegros, creame que se puede pero primero hay que intentarlo. Aquí le comparto algunas ideas que pueden ayudarle a usted a lograrlo:

1. Si hay malestar, resentimiento o dolor añejo por una situación no resuelta con sus suegros primeramente dese la oportunidad de expresar y manifestar sus sentimientos y pensamientos, esto permite liberar energía que le limita su capacidad de disfrute, ya que bajo un estado emocional alterado las cosas tienden a complicarse.

2. Evite el efecto telepatía, es decir, no pretenda que los suegros sepan lo que usted piensa sin haber comunicado sus expectativas y necesidades de espacio. Hable buscando el momento más oportuno, así como el espacio preciso.

3. Expresar reduce la repetición, aunque algunas veces no se resuelva. La resolución involucra a ambas partes, por lo que si la otra parte no está dispuesta a ajustar o adaptarse la solución es aún lejana. Lo importante es que si usted ya lo expresó la otra parte conoce su posición.

4. No se prejuicie ni suponga, reaccione a lo verdadero y busque la información que hace falta, ya que cuando una persona parte de supuestos o caprichos termina dañándose a sí misma.

5. Nunca hable más de la cuenta, recuerde que son sus suegros pero los padres de su pareja. Cuide los calificativos y opiniones que emite, ya que las palabras mal dirigidas abren heridas.

6. Apunte a las actitudes y conductas no a la persona. Si le disgusta algo de sus suegros trate de referirse a ellos en términos de conducta no de persona, es decir, en lugar de expresar “es que su mamá es una necia”, es mejor decir “cuando su madre opina sin que le solicitemos siento que invade mi espacio de pareja”.

7. Sea breve, no le de tantas vueltas ni escarbe en el pasado, ya que se convertirá en una conversación innecesaria donde las facturas se sacan pero no hay acuerdos claros. Una idea que ayuda es apoyarse en un guión donde anote los puntos a discutir para no hablar más ni menos de lo necesario.

8. Nunca comprometa a su pareja si realmente lo o la ama, pues poner a escoger entre dos personas que se aman y son parte central de la vida nunca será una buena opción. No compita por el afecto, compita por adaptarse.

9. Construya un modelo de relación de pareja y familia donde se conozcan claramente los roles de cada quien en diferentes áreas de la convivencia familiar, lo cual ayuda a aclarar los límites y espacios de pareja y de familia. Este ejercicio evita las sorpresas y por supuesto las intromisiones.

10. Busque un conciliador o bien un tercero en caso de que sea imposible un acuerdo y usted haya intentado todo lo anterior. Puede ser un sacerdote, un pastor, un psicólogo o un consejero según usted lo prefiera, eso si que este tercero sea alguien ajeno a la familia.


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lunes, 28 de noviembre de 2011

Timidez en el amor

Las personas tímidas pueden encontrar graves dificultades a la hora de establecer relaciones sentimentales.

Estos problemas comienzan ya desde el mismo momento de la búsqueda de pareja, ya que al ser inseguros y sentirse incómodos al tener que conocer personas nuevas, les resulta muy difícil acercarse a la persona en la que están interesados. Estas personas tienen un gran miedo a ser rechazados, lo que dificulta que se atrevan a enfrentarse a estas situaciones. Los pensamientos negativos les invaden y, si finalmente son rechazados, sienten ese rechazo con tal fuerza que hace que crezcan esos pensamientos negativos y que se sientan aún más inseguros de cara al futuro.

Los problemas de las personas tímidas no terminan una vez han conseguido una pareja. Aún dentro de la relación, la persona tímida se siente tan insegura y con tanto miedo a no ser suficientemente bueno para su pareja y que ésta le abandone que pueden adoptar conductas de sumisión, celos patológicos, comportamiento artificial… Estos comportamientos pueden hacer que la pareja al final les acabe abandonando, lo que aumentará su inseguridad y sus pensamientos negativos en las posibles relaciones futuras.

Por ello, expondremos una serie de consejos para superar la timidez en las relaciones sentimentales que pueden ayudarte a tener más seguridad a la hora de afrontar la búsqueda de pareja, reducir la ansiedad en el primer encuentro y romper el hielo con la persona que te atrae.

1. Problemas en la búsqueda de pareja

Para las personas tímidas el hecho de encontrar una pareja puede resultar una misión muy complicada. Incluso hay personas que, sin estar afectadas de una timidez extrema, se sienten incapaces de dar los pasos necesarios para conseguir una relación. Estas personas pueden tener su grupo de amigos, desarrollarse de manera adecuada en su entorno laboral y no sentir ansiedad en las situaciones sociales pero, a la hora de abordar a alguien por el que se sienten atraídos, la timidez les invade.
Tanto las personas tímidas habitualmente como las que solamente lo son a la hora de buscar pareja se sienten intimidadas por las personas que les gustan, no saben cómo acercarse e iniciar una conversación y, si lo hacen, sus síntomas de nerviosismo son tan evidentes que provocan el rechazo de la otra persona. Además, la posibilidad de ser rechazados les provoca tanto miedo que paraliza totalmente cualquier intento que pudiesen hacer.

Algunas de estas personas ni siquiera son capaces de mantener conversaciones con personas del sexo opuesto, de darles la mano o sonreírles. Además, si en algún momento consiguen superar esa barrera y sentirse cómodos con alguien, pueden caer en un enamoramiento en el que no se plantean si esa persona es adecuada para ellos. Si la persona les dirige la palabra o les sonríe ya creen que han encontrado el amor de su vida. Eso hace que muchas veces acaben desilusionados y que sus pensamientos negativos acerca de que nunca encontrarán a una persona que los quiera se fortalezcan.

Estos pensamientos negativos forman un círculo vicioso. Como creen que no tienen nada que ofrecer y que no van a interesarle a nadie, ni lo intentan o lo hacen de manera torpe y poco efectiva. Eso hace que fracasen, tal y como creían, y se refuercen sus pensamientos de incapacidad para conseguir una relación.

2. La timidez dentro de la relación

Los problemas no terminan para una persona tímida cuando consigue entablar una relación sentimental. A partir de ese momento, perseguida por sus pensamientos negativos y la inseguridad que siente acerca de su propia valía, puede hacer que viva atemorizada porque la otra persona la abandone.

La persona tímida puede pensar que en realidad no aporta nada valioso a la relación, que no merece el amor de la otra persona y que, por lo tanto, sólo es cuestión de tiempo que la persona amada se dé cuenta y la abandone.

Estos sentimientos de inferioridad pueden tener muchas consecuencias negativas:
  • Sumisión: La persona tímida se coloca en una situación de inferioridad tal que aceptará cualquier comportamiento o comentario de su pareja. Puede intentar convertirse en la pareja perfecta, cumplir todos los deseos de la otra persona, comportarse y opinar como el otro quiere… Cualquier cosa con tal de no perder a la persona amada ya que consideran que no la merecen y que nunca encontrarían a otra pareja.
  • Comportamiento artificial: Sus intentos de ser perfectos para el ser amado les harán asumir el papel que creen que la otra persona quiere que sean. Por ello, nunca se comportarán de una manera natural ni improvisada, ni disfrutarán realmente de la relación ni le estarán ofreciendo a la otra persona todo lo que en realidad podrían aportar.
  • Celos patológicos: El miedo a que la otra persona se dé cuenta de su poca valía y los cambie por alguien mejor puede llegar a ser tan obsesivo que la persona tímida intentará controlar todos los movimientos y relaciones del ser amado.
  • Profecía autocumplidora: Todas estas conductas pueden llegar a ser agobiantes y hacer que ambos miembros de la pareja dejen de disfrutar de la relación. Esto hace que los miedos de la persona tímida se hagan realidad, es decir, que ellos mismos acaban consiguiendo que la otra persona se canse, tal y como temían, y los abandone. Esto reforzará sus miedos de cara a relaciones futuras y puede sumirles en pensamientos de culpa y episodios depresivos.

3. Consejos para superar la timidez en las relaciones sentimentales

Intentar entablar una relación con una persona que te atrae o acercarte a conversar con alguien que has visto en una fiesta resulta  muy complicada para una persona que sufre de timidez. Por ello, expondremos algunos consejos que pueden ayudarte a reducir tu ansiedad y romper el hielo:

  • Sé natural: No todo el mundo es extremadamente exigente ni está buscando al hombre o la mujer ideal. Todo el mundo tiene su público y tú posees muchas cualidades que pueden interesar a otras personas. Simplemente muéstrate como eres y deja que los demás te vean.


  • Sé divertido y creativo: Lo importante es ser agradable y diferente al resto a la hora de despertar el interés de otra persona. Prueba a usar un poco de humor o a hablar sobre algún tema que te apasione.


  • No te asustes de la gente que te atrae: Por mucho que tú estés idealizando a esa persona y la veas bellísima y llena de encanto y perfección, no deja de ser una persona como tú, con sus limitaciones, sus miedos, sus inquietudes… Si dejas de “divinizarla”, te será más fácil acercarte.

  • Muéstrate conforme con lo que dice la otra persona: Eso hará que se sienta interesante y se encuentre a gusto contigo, además de mostrarle que tenéis puntos en común. Esto no quiere decir que tengas que decir que sí a todo lo que la otra persona diga, pienses lo que pienses, sino que intentes encontrar puntos en los que estéis de acuerdo, aunque luego los matices con tus propias opiniones.


  • Intenta un acercamiento amistoso: No es necesario que intentes llegar a más en un primer momento. Intenta simplemente mantener una conversación amena y ver si tenéis puntos en común, sin plantearte lo que puede pasar después. Eso hará que tu ansiedad sea menor.


  • Cree en ti mismo: Es difícil que alguien se sienta atraído por una persona insegura y negativa, así que lo primero que debes hacer es quererte más a ti mismo. Piensa en las cualidades positivas que posees, en las características que te hacen único y especial.

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  • Un rechazo no es el fin del mundo: A todos nos dicen que no alguna vez y, aunque resulte doloroso, hay que seguir adelante. Plantéate ese rechazo como una oportunidad de aprendizaje que te permitirá hacerlo mejor la próxima vez.

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    viernes, 25 de noviembre de 2011

    INTELIGENCIA SEXUAL

    CONCEPTO DE INTELIGENCIA SEXUAL

    El mayor y más potente órgano sexual no está entre las piernas de hombres y mujeres, sino detrás de las orejas”, ha dicho John Money, neuroendocrinólogo de la Universidad Johns Hopkins, en Baltimore (EE. UU.).

    Indudablemente penes y clítoris quedarían sumidos en un soporífero letargo de no ser porque de vez en cuando son agitados por estímulos hormonales y mensajes eléctricos elaborados en el sistema nervioso central. Por ejemplo, una descarga de feniletilamina cerebral puede llevar a la lujuria, mientras que la secreción de oxitocina refuerza los lazos emocionales que propician la monogamia; y el orgasmo se puede resumir en una secuencia de sacudidas electrizantes. No se equivoca Irwin Goldstein, urólogo de la 

    Universidad de Boston, al afirmar que “el cerebro es el órgano sexual más importante”.
    Lejos de tener mente propia, como aseveró Leonardo da Vinci hace 500 años, el pene —y también el clítoris— está sujeto a la dictadura de nuestro encéfalo. Este rige la conducta erótica del ser humano, desde los impulsos primitivos hasta las sensaciones libidinosas más elaboradas.

    El control del instinto sexual reside en el sistema límbico, la sede de las emociones. Pero junto a esta especie de “cerebro de mamífero primitivo”, como lo define el neurólogo Paul McLean, del Laboratorio de Evolución del Cerebro y el Comportamiento, en Poolesville (Maryland), opera otro cerebro de reciente aparición en términos evolutivos. Se trata del neocórtex, una hoja de tejido doblada, de unos tres milímetros de espesor, que en el ser humano se ha desarrollado a modo de casquete pensante que arropa el resto de la materia gris.

    El neocórtex o corteza cerebral otorga al erotismo humano una dimensión desconocida en las otras 4 300 especies de mamífero que hay en el mundo; en la nuestra, el sexo no solo es un instrumento para la perpetuación de la especie, sino que cumple también una definida función de relación social. En palabras del profesor Alonso de Medina, “en el hombre el acto sexual es algo más que el puro sexo bestial de procreación; es también un sexo de relación, un diálogo físico, una actividad lúdica que sirve al propósito de unión de la pareja”. En este punto hay que decir que los éxitos y fracasos de nuestras relaciones amorosas no son fruto de los antojos de Cupido. Así es, la conducta sexual aparece deslindada por nuestros conocimientos y fantasías sexuales, así como por los tabúes, los mitos, las inhibiciones, las creencias religiosas y morales, las carencias emocionales, las experiencias traumáticas y la educación recibida, entre otros muchos factores. De este modo, la dimensión erótica de un individuo queda establecida por su nivel de inteligencia sexual, un revolucionario concepto introducido por los psicólogos Sheree Conrad y Michael Milburn, de la 

    Universidad de Massachussets, en Boston, que desarrollan en su libro "Inteligencia sexual". Para estos autores, la dimensión erótica de cada persona está fijada por su coeficiente de inteligencia sexual. Esta constituye una parcela de nuestra capacidad intelectual tan importante como la inteligencia emocional, descrita recientemente por el psicólogo Daniel Goleman y los otros nueve tipos de inteligencia —lingüística, musical, naturalista y existencial, por mencionar algunas— propuestos por el también psicólogo Howard Gardner, de la Universidad de Harvard. 

    SABIDURÍA SEXUAL

    “Las personas menos inteligentes sexualmente sufren mucho dolor y confusión en su vida sexual”, afirman Conrad y Milburn. Pero no lo tienen todo perdido. La sabiduría sexual es una facultad que se puede medir, cuantificar y sobre todo potenciar. Para esta pareja de psicólogos, los superdotados sexuales afrontan la relación de pareja de una manera especialmente distinta al resto de las personas, que se traduce en una mayor felicidad erótica y una menor incidencia de disfunciones sexuales.

    “Ser sexualmente inteligentes —y tener una vida sexual mejor— no depende de la suerte, de la belleza o del sex appeal innato sino de habilidades que las personas pueden adquirir, desarrollar y dominar con el tiempo. Por consiguiente, la inteligencia sexual es algo a lo que todo el mundo puede aspirar razonablemente y trabajar para conseguir”, dicen estos expertos.

    Gran parte de nuestra existencia está orientada directa o indirectamente al sexo. Pero, paradójicamente, no todo el mundo consigue una estabilidad emocional en su vida sexual. “Muchísimas personas inteligentes conviven con pasiones que conducen al desastre o con una vida sexual frustrante e insatisfactoria o inexistente”, comentan Conrad y Milburn. Los datos que se desprenden de su proyecto de investigación les avalan. Ambos han estudiado las apetencias sexuales de 500 personas, desde adolescentes hasta jubilados, mediante un test de elaboración propia que permite concretar el coeficiente sexual y de paso desvelar hasta qué punto una persona está contenta con su vida en la alcoba. Los psicólogos han podido conocer que aproximadamente el 75 por ciento de los estadounidenses confiesa que el sexo es importante o esencial para su vida pero, al mismo tiempo, la mitad dice que constituye la causa de su estrés y otros están preocupados porque no tienen relaciones eróticas con más frecuencia.

    Conrad y Milburn se muestran alarmados por el elevado número de participantes que manifestó sufrir algún tipo de insatisfacción erótica: el 42 por ciento mostró una falta de deseo libidinoso, el 57 declaró no poder tener un orgasmo y casi un tercio confesó que a veces no encuentra placentero el sexo. En contra de lo que cabría esperar, las disfunciones sexuales no solo aparecen en personas mayores y parejas que llevan 20 años o más de convivencia. La juventud también es presa de la insatisfacción: para la mitad de las mujeres de entre 18 y 29 años, el coito resulta físicamente doloroso; el 33 por ciento de los hombres de la misma edad confesó tener problemas para lograr y mantener la erección; y algo más de la mitad era eyaculador precoz.

    SATISFACCIÓN SEXUAL

    Todo parece indicar que la revolución sexual que conmocionó la sociedad en los años sesenta y setenta del siglo XX no zanjó por completo la cuestión de la represión e ignorancia erótica heredadas de épocas anteriores.

    Los jóvenes cuentan ahora con más información sexual que nunca pero, al mismo tiempo, “existe una poderosa fuerza en el seno de nuestra cultura —en forma de viejas actitudes hacia el sexo— que impone el silencio, la represión. Si abrimos la puerta a la sexualidad con una mano, parece que la cerramos de golpe con la otra”, leemos en Inteligencia Sexual. Por otro lado, el sexo comercial ha acarreado un nuevo problema que los sexólogos denominan “tiranía del orgasmo”. En efecto, la sociedad presiona a los adolescentes para que alcancen el máximo dominio de la técnica sexual, para así poder meter el gol del orgasmo a través de unas olimpiadas sexuales que, por cierto, se inician a edades cada vez más precoces. El resultado: los jóvenes —y los no tan jóvenes— sufren sus frustraciones en silencio, desalentadas e incapaces de afrontar sus miedos e inseguridades sexuales más profundas. “Muchas personas acaban sintiéndose confusas y avergonzadas por sus deseos y conductas eróticas, y con la sensación de no conocer a su pareja”, afirman Conrad y Milburn.

    Pero nadie debería sentirse así. La clave para lograr la felicidad erótica y resolver muchas de las disfunciones sexuales podría hallarse en el nuevo concepto de inteligencia sexual. ¿Pero en qué consiste esta? Todo el mundo nace con esta facultad cognitiva que, al igual que los demás tipos de inteligencia, hay que cultivar. 

    Afrontar las relaciones eróticas desde la ignorancia es como intentar resolver una ecuación diferencial sin apenas conocimientos matemáticos. En ambos casos, el fracaso está asegurado.

    En opinión de Conrad y Milburn, el camino hacia la satisfacción sexual no está en volvernos más seductores, ni en reprimir o dar rienda suelta a nuestros deseos y fantasías eróticas, o en aplicar a pies juntillas las técnicas y conceptos aprendidos en los libros de sexualidad. “Nuestra investigación —comentan los psicólogos— indica que la respuesta consiste en desarrollar nuestra inteligencia sexual”. Esta reposa en tres pilares fundamentales. El primer componente del talento amoroso consiste en adquirir los conocimientos precisos para adentrarse en la relación de pareja.

    “Quienes son sexualmente inteligentes poseen información científica precisa acerca de la sexualidad humana por la que se guían en sus decisiones y en su conducta sexual”, comentan Conrad y Milburn. Este aprendizaje no es una tarea baladí, pues solo a través de una adecuada educación sexual es posible detectar y combatir algunos mitos y tabúes eróticos que están arraigados en la sociedad y que interiorizamos a través de la cultura popular, la religión y la familia. 

    EL YO SEXUAL

    Una vez liberados de las mentiras del sexo, el segundo paso hacia una vida sexual mejor se halla en descubrir nuestro propio sexo, averiguar qué nos atrae y excita, qué preferimos y cuáles facetas de nuestra conducta erótica nos plantean dificultades. Conrad y Milburn definen este pilar de la inteligencia sexual como conciencia del Yo sexual secreto, el cual alberga los verdaderos pensamientos, sentimientos y emociones que hacen que la vida amorosa sea más gratificante. Pero, como advierten estos expertos, los auténticos deseos sexuales quedan encubiertos con demasiada frecuencia por diversos motivos. El Yo sexual secreto puede verse condicionado de forma negativa por experiencias desagradables que ocurrieron en el pasado, por necesidades emocionales insatisfechas, o simplemente por mitos o imágenes falsas de la sexualidad humana que se difunden a través de los medios de comunicación.

    Cuando se practica el erotismo que se ve y no el que se siente, el fantasma de la decepción —y de la disfunción— hace acto de presencia. En este sentido, el desarrollo del intelecto erótico ofrece la posibilidad de discernir las conductas sexuales auténticas de las impostoras, que se instalan en la mente como polizones. 

    “Las personas sexualmente inteligentes son capaces de advertir, por ejemplo, cuándo sus deseos eróticos están sustituyendo a carencias emocionales que no son sexuales, como la falta de autoestima, de seguridad o de poder. Saben cuándo tienen relaciones sexuales simplemente porque se sienten solas”, afirman en su obra Conrad y Milburn.

    El tercer y último pilar de la inteligencia erótica tiene que ver con la conexión con los demás. El sexo es cosa de dos, cuando no de más. “Mantener una vida sexual enriquecedora implica a otras personas”, comentan
     Conrad y Milburn. Para adquirir una buena habilidad y dominio de la sexualidad, tanto en lo que se refiere a la relación de pareja como consigo mismo, hay que abrirse a los demás. Esta deficiencia ya hace acto de presencia en la adolescencia: las relaciones interpersonales y afectivas constituyen uno de los problemas más comunes en esta etapa del desarrollo, ya que a menudo implican soledad emocional y social, frustraciones amorosas y dificultades para la seducción y la intimidad difíciles de afrontar, según el profesor López.

    Conrad y Milburn aseguran que una persona no alcanza un alto grado de inteligencia sexual hasta que domina ciertas habilidades sociales o interpersonales, que incluyen, entre otras cosas, la capacidad de hablar con la pareja sobre la vida sexual y de comprender el Yo erótico del amante. “La inteligencia sexual implica aprender a ser sinceros con nosotros mismos y con nuestra pareja, sobre quiénes somos sexualmente”.

    Una vez más, la sociedad pone zancadillas a esta meta, pues como aseguran estos psicólogos “una de las cosas que la mayoría de las personas aprende a una edad temprana en su familia es a no hablar de sexo. La idea de que los sentimientos sexuales son, literalmente, innombrables es uno de los mitos que ejerce de barrera, tanto para conocer esos sentimientos como para hablar de ellos”. En cierto modo, los parámetros sociales que dictan lo que es “correcto” y lo que es “anormal” hacen que muchas personas silencien sus verdaderos deseos y fantasías sexuales por temor al rechazo de la pareja.

    “Cuando reprimimos y ocultamos esta parte de nosotros, los resultados son tan destructivos como cuando mantenemos encerradas las emociones. Perdemos el sentido de quiénes somos y despojamos nuestra vida de autenticidad y pasión”, comenta la pareja de investigadores. La inteligencia sexual permite no caer en este silencio capaz de dañar la relación amorosa.

    TEST DE INTELIGENCIA SEXUAL

     Este test está pensado para aquellas personas que tienen experiencia de relación conyugal o de pareja estable, pero también pueden realizarlo con provecho las personas que no tienen esa relación. Basta con que cada uno/a asuma la respuesta que le parece más lógica para él/ella. Como en todos los tests de personalidad, se trata de ser honesto consigo mismo.

    1.      Hablar de tu sexualidad con tu pareja, te ocurre:
    A-    Siempre, para hacerle comprender lo que me gusta, y porque me parece excitante. Así de simple.
    B-    A veces. Sobre todo para decirnos el uno al otro lo que más nos gusta.
    C-    Muy raramente. Sólo cuando las cosas no andan bien.
    D-    No tenemos necesidad de hacerlo. Hacemos el amor, y basta; no hace falta disertar acerca de eso.

    2.      De un tiempo a esta parte estás sintiendo menos deseos hacia él/ella. ¿Cómo reaccionas?
    A-    Hablo con él/ella.
    B-    Se lo hago comprender, pero sin hablar claramente.
    C-    Espero tranquilamente a que eso se arregle solo.
    D-    Trato de buscarme otra pareja.
    3.      Tu mejor amigo/a te dice: parece que las cosas no van muy bien entre Uds. El/ella tiene razón: sexualmente están Uds. atravesando un desierto. ¿Qué le respondes?
    A-    Nada. Yo jamás hablo de mi vida sexual con nadie.
    B-    Yo no le contaría nada, a no ser que las cosas anden francamente mal.
    C-    Me confiaría e él/ella, porque es la única persona a la que puedo contar casi todo lo que me pasa.
    4.      Un/a adolescente te pide consejo en materia de sexualidad. ¿Cómo reaccionas?
    A-    Le digo que no tenga relaciones sexuales demasiado pronto.
    B-    Le explico cómo protegerse de las ETS (enfermedades de transmisión sexual), y del embarazo no deseado.
    C-    Le aconsejo algunos libros de educación sexual.
    D-    Trato de recordar cómo era yo a esa edad, y de comprender lo que realmente este/a adolescente necesita saber ahora, para hablarle de lo que la vida me ha enseñado.

    5.      Tú no tienes ganas de hacer el amor, pero él/ella insiste. ¿Qué harás?
    A-    Jamás cedo si yo no tengo deseos.
    B-    Acepto con tal de que haya paz, pero no siento ningún placer.
    C-    Termino por ceder si es que él/ella se las arregla para entusiasmarme.
    D-    Acepto, simplemente porque me agrada causarle placer.
    6.      Acabas de conocer a la otra persona; te sientes enamorado/a a primera vista, y esperas que va a ser una relación durable. ¿Cuándo haces el amor?
    A-    Prefiero esperar hasta conocerle mejor.
    B-    Le pido hacer el amor a la primera o segunda salida juntos.
    C-    Inmediatamente. No hay que perder el tiempo.
    7.      ¿Qué piensas de la “reconciliación en la cama”?
    A-    Pienso que hacer el amor no soluciona los problemas ni desacuerdos.
    B-    Cuando estamos enojados, hacemos el amor para evitar hablar.
    C-    El sexo hace bajar la tensión cuando andamos mal.
    D-    Prefiero hacer el amor cuando nuestros problemas ya han sido resueltos.
    8.      ¿Cuándo piensas tú en el sexo?
    A-    Casi continuamente.
    B-    Todos los días, varias veces al día. El sexo es para mí una parte importante de la vida.
    C-    Alguna vez, pero sólo me pasa cuando no tengo nada que hacer.
    D-    Sólo cuando siento la necesidad de hacer el amor.
    9.      El/ella te pide una práctica sexual que te desagrada profundamente. ¿Cómo reaccionas?
    A-    Acepto, pero sólo por dar placer a mi pareja.
    B-    Trato de comprender porqué a él/ella le agrada eso, mientras a mí me desagrada.
    C-    Un NO rotundo. Nada de andar haciendo cosas sólo porque al otro/a le gustan.
    D-    Me pregunto si estamos hechos el uno para el otro. Si insiste demasiado prefiero terminar la relación.
    10. En general, después de hacer al amor, te sientes:
    A-    Sobre todo deprimido/a.
    B-    Con un cierto vacío interior.
    C-    Expansionado/a y en plenitud.
    D-    Normal.
    11. Si tu fantasía favorita fuera la de hacer el amor con dos personas a la vez. ¿Se lo contarías a tu pareja?
    A-    Me horrorizaría sólo de pensar que alguien pudiera darse cuenta de lo que pasa por mi mente.
    B-    De ninguna manera quiero que mi pareja se dé cuenta; me sentiría pésimo.
    C-    No hablaría de esto, pero puede que resultara excitante contárselo.
    D-    Mi pareja conoce de sobra todas mis fantasías sexuales.
    12. ¿Te sientes atraído por un tipo de hombre o mujer en especial?
    A-    Sí, siempre he tenido experiencias de amor con el mismo tipo de personas.
    B-    Sí, pero en mis experiencias amorosas no he elegido necesariamente personas de mi mismo tipo.
    C-    Yo puedo sentirme atraído/a por todo tipo de personas.
    D-    Jamás me he detenido a pensar si un determinado tipo de hombre o de mujer me atrae más que otro.
    13. Si te vieras tentado/a a engañar a tu pareja, ¿Cómo ten sentirías ante ella?
    A-    Me sentiría mal ante la idea de que él/ella pudiera sufrir.
    B-    Me imagino que no me preocuparía de sus sentimientos.
    C-    Jamás seré infiel. Es algo contrario a mi idea de pareja.
    D-    Lo que me detendría es la posibilidad de que él/ella pudiera descubrirme
    14. ¿De qué manera crees que tu físico cuenta en tu sexualidad?
    A-    Mi físico me acompleja, y eso cuenta mucho en mi sexualidad.
    B-    Cuando me siento amado/a supero todos mis complejos.
    C-    Creo que tengo poder de seducción, y eso favorece mi sexualidad.
    D-    Mis complejos deterioran completamente mi vida sexual.
    15. Imagina que raramente sientes necesidad de hacer el amor cuando tu pareja lo desea, y eso te preocupa. ¿Cómo explicas esta falta de sintonía?
    A-    En materia de deseos hombres y mujeres nunca están en la misma longitud de onda.
    B-    Nunca soy capaz de mostrar mis deseos a la otra parte para despertar los suyos.
    C-    Nunca he encontrado mi media naranja.
    D-    Ese es el eterno problema: hombres y mujeres son el opuesto el uno del otro, y no hay nada que hacer.

    16. Según tu parecer ¿qué relación existe entre sexo y amor?
    A-    Se puede amar a cualquier persona sin sentir deseo sexual hacia ella, y se puede sentir deseo hacia alguien sin necesidad de amarle.
    B-    Si ambos sienten gran deseo del uno hacia el otro es porque hay amor.
    C-    Pienso que es necesario estar enamorados para poder sentir deseo.
    17. ¿De qué manera tus padres te hablaron del tema sexual?
    A-    Jamás tocaron el tema.
    B-    Se refirieron al tema pero siempre desde el aspecto moral.
    C-    Me hablaron en forma franca y positiva, aunque la cosa no era tan clara para ellos.
    D-    Se les veía más bien incómodos respecto esto, y no me dijeron gran cosa, pero me ofrecieron buenos libros sobre el tema.
    18. Tú conoces tus fantasías sexuales, pero ¿conoces las de los demás?
    A-    Supongo que la mayoría de hombres y mujeres tiene fantasías parecidas a las mías.
    B-    No tengo ni idea de cuáles pueden ser las fantasías de los demás.
    C-    Pienso que las fantasías de los otros son más normales que las mías.
    19. ¿Cómo crees que será tu vida sexual a los 70 años?
    A-    Falta mucho todavía; así es que no quiero ni pensarlo.
    B-    Espero que será tan buena como ahora.
    C-    Irá cada vez mejor. Estoy esforzándome para que así sea.
    D-    Ternura sobre todo.
    20. “El sexo es bueno para la salud” ¿Qué piensas de esta afirmación?
    A-    El sexo no tiene nada que ver con la salud física. El que sea bueno o malo depende de la moral.
    B-    Es posible, pero no creo que esa afirmación se haya comprobado.
    C-    Sí, la ciencia ha probado que el sexo es bueno para la salud.
    21. Los hombres y las mujeres.....
    A-    En general tienen dificultades para comprenderse.
    B-    En lo que a mí respecta nunca he comprendido su modo de actuar.
    C-    A pesar de las diferencias, hombres y mujeres se comportan de la misma manera.

    RESULTADOS
    No leer hasta haber contestado el test por completo.
    Suma el total de los puntos obtenidos, observando que algunos items contienen puntajes negativos. Resultado máximo posible: 100 puntos.

    1.              A = 5        B = 4        C = 1        D = -5       = 
    2.              A = 5        B = 3        C = 0        D = -6       =
    3.              A = -4       B = 1        C = 5                    =
    4.              A = -5       B = 1        C = 1        D =  5       =
    5.              A = 0        B = -3       C = 5        D = -5       =
    6.              A = 5        B = 1        C = -5                   =
    7.              A = 5        B = 1        C = -5       D =  5       =
    8.              A = -3       B = 5        C = -3       D = -5       =
    9.              A = -1       B = 5        C = -1       D = -3       =
    10.         A = -3       B = -1       C = 5        D = -1       =
    11.         A = -5       B = -3       C = 5        D = 3        =
    12.         A = 0        B = 1        C = 2        D = -1       =
    13.         A = 5        B = -5       C = -2       D = -5       =
    14.         A = -3       B = 0        C = 5        D = -5       =
    15.         A = 0        B = 5        C = -4       D = -5       =
    16.         A = 5        B = 0        C = -5                   =
    17.         A = -3      B = -5       C = 5        D = 4        =
    18.         A = 5        B = 0        C = -5                   =
    19.         A = -4       B = 2        C = 5        D = -2       =
    20.         A = -1       B = 0        C = 3                    =
    21.         A = 5        B = 0        C = 0                    =

                                                                        TOTAL =

    ------------------------------------

    Si tienes más de 85 puntos:
                Muy bien. Significa que te conoces bien y que te aceptas tal como eres. Te sabes comunicar, y tus conocimientos en materia de sexualidad están a punto. Así podrás llevar a cabo una vida afectiva y sexual con entusiasmo y gozo.

    Si tienes entre 70 y 85 puntos:
                Bien; posees un buen nivel de inteligencia sexual, aunque como todo el mundo, también tienes algunos puntos débiles. Pon atención en aquellos items donde has bajado más el puntaje, para corregirte y poder superarte. Ya sabes que la formación y educación sexual siempre se puede mejorar, y que la relación más abierta con los demás puede cultivarse. Lo más delicado es aprender a conocer el propio Yo sexual profundo.

    Si tienes entre 60 y 70 puntos:
                Ya sabes que tu inteligencia sexual depende de tantas cosas que han sucedido en tu vida, muy especialmente de cómo fuiste educado en este campo desde la infancia, y sobre todo, de la manera como tú mismo fuiste buscando y encontrando información sobre el tema. No siempre la información que recibimos y el modo como la hemos recibido es la mejor. Procura aprender a aceptar tus deseos y los de los demás para que crezcas en autoestima, y para subir el nivel de respeto a ti mismo y al otro. Reprimir o no asumir experiencias no felices en esta materia significa no superarlas nunca; sólo sabiendo aceptarnos a nosotros mismos con humildad y verdad somos capaces de crecer en libertad y amor.

    Si tienes menos de 60 puntos:
                Tienes que hacer progresos y proponerte algunas importantes tareas. Si el test lo has respondido bien, y la información que te entrega sobre ti mismo es exacta, quiere decir que no has tenido una buena formación y educación sexual. Ha habido factores en tu vida que no han contribuido a tu buen desarrollo en este terreno, y nada pasa porque lo aceptes, pues tú no eres responsable de ello. Ya sabes que sólo la verdad nos hace libres. Además la inteligencia sexual no es innata ni de tipo genético, es adquirida y cultivada, de modo que tú puedes esforzarte por llegar a conseguir las aptitudes que necesitas. El hecho de que hayas contestado este test con toda sinceridad, ya es un punto importante a tu favor, pues quiere decir que te has propuesto el desarrollo de tu personalidad en crecimiento integral.

    ANÁLISIS DE LOS ITEMS

    Para no invalidar el test, esta parte sólo se puede leer una vez respondido el mismo, y obtenido el correspondiente puntaje.

    1.      Hablar de tu sexualidad con tu pareja....
    Una palabra oportuna, una conversación sincera y sencilla sobre el tema sexual, realizada con dignidad y buen criterio con la persona amada, es señal de buena salud sexual. Ayuda a superar prejuicios y borrar estereotipos malsanos.

    2.      De un tiempo a esta parte estás sintiendo menos deseos hacia él/ella. ¿Cómo reaccionas?
    Si has respondido C quiere decir que no estás dispuesto a esforzarte para arreglar las cosas; esperando que el problema se arregle solo te expones a que se empeore más todavía. Si has respondido D quiere decir que si alguna vez hubo amor entre Uds., este ya ha muerto, al menos por tu parte.

    3.      Tu mejor amigo/a te dice: parece que las cosas no van muy bien entre Uds. El/ella tiene razón: sexualmente están Uds. atravesando un desierto. ¿Qué le respondes?
    Es bueno saber buscar y recibir ayuda, pues gracias a un prudente y discreto interlocutor, podemos encontrar las respuestas adecuadas y desapasionadas que necesitamos. Hay que ser inteligentes para saber en quién podemos confiar.


    4.      Un/a adolescente te pide consejo en materia de sexualidad. ¿Cómo reaccionas?
    Lo mejor es hablar con sinceridad de lo que tú has vivido y experimentado y tratar de ponerte en el lugar del otro. A un adolescente no le conmueven los consejos teñidos de moralina si no van acompañados de un convincente testimonio personal.

    5.      Tú no tienes ganas de hacer el amor, pero él/ella insiste. ¿Qué harás?
    La inteligencia sexual requiere un buen equilibrio en las relaciones interpersonales. No todas las personas lo logran a la primera. No se trata de decir SÍ a todo lo que proponga la otra parte, si tú así no lo deseas, pero también es necesario aprender a aceptar y no rechazar al otro. ¡Equilibrio!

    6.      Acabas de conocer a la otra persona; te sientes enamorado/a a primera vista, y esperas que va a ser una relación durable. ¿Cuándo haces el amor?
    Hacer el amor muy pronto contribuye a crearse falsas ilusiones, especialmente la de pensar que la relación iniciada es seria y basada en un profunda intimidad. La experiencia enseña lo contrario: muchas de estas experiencias han sido tristes experiencias, pues han carecido de base sólida. Lo mejor es esperar a conocerse mejor y crecer en la calidad de sentimientos.
    7.      ¿Qué piensas de la “reconciliación en la cama”?
    La intimidad sexual puede arreglar los conflictos pero no es lo más común. Es preferible llegar a la reconciliación por medio de diálogo antes que a la cama. Rencores, malentendidos, rabias, frialdad anímica, no son compatibles con una diáfana intimidad sexual. Antes, libérate de los conflictos.

    8.      ¿Cuándo piensas tú en el sexo?
    Lo normal en psicología nunca está en los extremos. Pensar continuamente en el sexo es una obsesión, y las obsesiones son malsanas; nunca pensar en el sexo es signo de alguna represión, pues la sexualidad es constitutiva de nuestra personalidad. Es normal pensar en el tema sin obsesionarse con el tema.

    9.      El/ella te pide una práctica sexual que te desagrada profundamente. ¿Cómo reaccionas?
    Si tú dices SÍ sólo por causar placer a la otra parte, o porque te da miedo decir NO, tú no te respetas a ti mismo. Si das un NO rotundo sin tratar de comprender a tu pareja, te alejas de ella, y quizá la juzgues precipitadamente. Lo ideal es reflexionar sobre el asunto y conversarlo abiertamente entre los dos. La buena respuesta es la B.

    10. En general, después de hacer al amor, te sientes....
    A juzgar por los estudios realizados a partir de numerosas encuestas, no siempre la relación sexual es una máxima plenitud, pero sentirse habitualmente deprimido después de la intimidad sexual es preocupante porque es síntoma de algo que no funciona bien. Es posible que en tu historia haya vivencias nada felices en este campo, o que se hayan instalado en tu subconsciente algunos traumas, represiones, trancas, etc, que es necesario superar; también es posible que tengas problemas con la relación actual que no has sabido encarar todavía. Tienes que ponerte en campaña para vencer cualquier obstáculo que está bloqueando tu buen hacer sexual.

    11. Si tu fantasía favorita fuera la de hacer el amor con dos personas a la vez. ¿Se lo contarías a tu pareja?
    La imaginación, decía Santa Teresa de Ávila, es la loca de la casa. Hay fantasías locas, y nadie tiene porqué avergonzarse de sus fantasías, pues la loca de la casa anda suelta. Las fantasías sexuales sirven a veces de poderoso estímulo en la convivencia conyugal y de pareja, pero nadie tiene obligación de andar contando a los demás, ni siquiera a sus más íntimos, los secretos de su fantasía. Depende de la manera de ser de las personas: nunca habrá una pareja igual a otra. Hasta en la relación más íntima de pareja siempre hay que saber respetar la individualidad y espacio privado de cada uno.

    12. ¿Te sientes atraído por un tipo de hombre o mujer en especial?
    Es natural que todos nosotros, a causa del ambiente familiar o de ciertas vivencias del pasado, nos sintamos especialmente atraídos por un determinado tipo de personas; pero no hay que dejarse esclavizar por esas tendencias.

    13. Si te vieras tentado/a a engañar a tu pareja, ¿Cómo ten sentirías ante ella?
    Cuando alguien evita hacer algo sólo por miedo a ser sorprendido, demuestra una gran inmadurez ético – afectiva. Su comportamiento es de tipo infantil, regido por una moral heterónoma y no autónoma; no es una persona digna de confianza. La inteligencia sexual consiste en pensar en el otro, ser capaz de ponerse en su lugar, y comprender por lo tanto, el impacto que podría ocasionar en él una conducta mía.

    14. ¿De qué manera crees que tu físico cuenta en tu sexualidad?
    La capacidad de amar supone actuar con tal confianza y libertad que no caben ahí los complejos por defectos físicos. Para poder amar es necesario primero ser capaz de amarse a sí mismo y poseer un adecuado nivel de autoestima. Sólo se ama a sí mismo quien se conoce bien, se acepta, y rompe cualquier clase de estereotipos esclavizadores.

    15. Imagina que raramente sientes necesidad de hacer el amor cuando tu pareja lo desea, y eso te preocupa. ¿Cómo explicas esta falta de sintonía?
    Es verdad que existen diferencias entre hombre y mujer pero no son tan importantes como lo que la gente imagina. Estas diferencias y sus consecuencias pueden superarse con un franco y abierto diálogo.
     
    16. Según tu parecer ¿qué relación existe entre sexo y amor?
    Puede haber un gran e intenso deseo sexual recíproco sin que ello signifique que exista amor entre esas personas. Por eso en toda relación de pareja es necesario saber distinguir bien los diversos sentimientos y deseos para poder apreciar el significado de cada uno.
    17. ¿De qué manera tus padres te hablaron del tema sexual?
    La mayoría de los padres hace las cosas lo mejor que saben o pueden hacerlo, pero en el tema sexual son muchos los que confiesan que se sienten incómodos al tratarlo con sus hijos, y repiten frecuentemente con estos las mismas pautas de comportamiento que recibieron de sus respectivos padres. No conviene juzgar a los padres por las omisiones o deformaciones cometidas pero hay que aprender a no repetir sus pautas si no fueron las adecuadas.

    18. Tú conoces tus fantasías sexuales, pero ¿conoces las de los demás?
    Todos estamos llenos de fantasías eróticas; forman parte de nuestro constructo sexual, y se parecen mucho unas a otras. ¿Podemos calificarlas de normales o anormales? ¿Con qué criterio?

    19. ¿Cómo crees que será tu vida sexual a los 70 años?
    No es fácil imaginarse a uno mismo proyectándose hacia un futuro determinado, sobre todo si nos parece que falta mucho tiempo para eso, y a muchos jóvenes les parece complicado fantasear haciendo el amor en la ancianidad; les parece que a esa edad sólo puede haber ternura pero sin implicaciones físicas. Sin embargo hoy sabemos que el sexo no tiene edad, y que muchos ancianos practican satisfactoriamente su intimidad sexual.

    20. “El sexo es bueno para la salud” ¿Qué piensas de esta afirmación?
    Es cierto y está comprobado, que el sexo, vivido y realizado de acuerdo a las exigencias del crecimiento integral, es bueno para la salud física y psíquica.

    21. Los hombres y las mujeres.....
    En general tienen dificultades para entenderse bien, pero no se trata de diferencias fundamentales. Si existe buena comunicación y mutua confianza, esos escollos se superan y puede lograrse una complementación muy satisfactoria.