lunes, 31 de octubre de 2011

Cáncer de mama/ Mejor prevenir

El cáncer de mama es la primera causa de muerte en las mujeres de entre 40 y 60 años, pero puede prevenirse con una vida sana y también curarse, si se detecta en su etapa inicial. La Liga Argentina de Lucha contra el Cáncer (Lalcec) destaca la importancia de tener hábitos de vida saludable y la realización de la mamografía para evitar que haya más muertes por este flagelo.

Este tipo de cáncer es el crecimiento desenfrenado de células malignas en el tejido mamario. Dentro de los síntomas más frecuentes encontramos la presencia de algún tumor en la mama o cerca de ella y hacia la axila,  sangrado por el pezón o alteraciones en el color de la piel de la mama, así como retracciones o hundimientos de la piel de la mama y del pezón.

Los expertos afirman que el cáncer de mama se puede prevenir con una vida saludable. También se puede curar si los tumores se detectan a tiempo.

Una alimentación sana, baja en grasas, y una vida no sedentaria, con rutinas diarias de ejercicios sencillos, ayuda a la prevención del cáncer de mama. Aunque los especialistas sostienen que la realización de la mamografía es fundamental para poder detectar el tumor a tiempo y tratarlo con éxito. Este estudio se recomienda hacerlo a partir de los 35 a 40 años, de acuerdo a las recomendaciones médicas.

Actividad física, una de las claves de prevención

La Organización Mundial de la Salud (OMS) dice que una rutina de unas dos horas de ejercicio moderado a la semana podría reducir el riesgo de ciertos tipos de cáncer y prevenir hasta una tercera parte de las 7,6 millones de muertes que ocurren cada año en el mundo a causa de esta enfermedad. Y, al igual que los especialistas, la máxima autoridad en salud del planeta subraya la necesidad de establecer mejores servicios de detección temprana y tratamiento.

También el no fumar y mantener una protección adecuada contra el sol son siempre la mejor opción para lograr una reducción importante en la incidencia que el cáncer tiene en la sociedad mundial. Investigaciones recientes demostraron que más de siete millones de muertes por distintos tipos de cáncer en todo el mundo se relacionan en forma directa con la ausencia total de actividad física.

El cáncer de mama es el más temido debido a su elevada frecuencia. Su incidencia está creciendo cada vez más: una de cada nueve mujeres desarrolla un cáncer de mama a lo largo de su vida. La comunidad científica aún no sabe cómo prevenirlo y el tratamiento, a menudo, incluye la pérdida de un seno.

En el caso del cáncer de pecho no hay un factor o causa que explique la enfermedad, como ocurre con el cáncer de pulmón y el tabaco. Pero si hay factores de riesgo. La creciente obesidad, la comida, factores ambientales y, sobre todo, el retraso de la edad reproductiva de la mujer y la falta de lactancia, que han sido factores tradicionalmente protectores para la mujer.

Según la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer, cada año fallecen unas 400 mil mujeres en todo el mundo como consecuencia del cáncer de mama. Con el objetivo de frenar esas inexplicables cifras, Lalcec continúa recorriendo las provincias argentinas con su móvil de atención a mujeres. Con el consultorio móvil, la organización llega a aquellos lugares en donde no hay mamógrafos para brindar atención gratuita a las mujeres carentes de cobertura médica.

Preocupación

La inactividad física está aumentando en muchos países del mundo y tiene implicaciones importantes para estos tipos de cáncer, junto con otras enfermedades no transmisibles, como las cardiovasculares y la diabetes. La inactividad física está asociada con 3,2 millones de muertes al año, incluyendo 2,6 millones en los países de ingresos bajos y medios, y con más de 670 mil muertes prematuras (personas menores de 60 años).

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viernes, 28 de octubre de 2011

Mitos sobre el sexo durante el embarazo


Muchas parejas suelen tener dudas y temores respecto a la continuidad de las relaciones sexuales durante el embarazo.

Factores condicionantes

La influencia de las hormonas del embarazo, por una parte, los trastornos físicos que suelen presentarse durante esta época, por otra, y también los progresivos cambios corporales, que pueden ser considerados como una pérdida de atractivo erótico por la propia gestante, son factores que condicionan en mayor o menor medida la sexualidad de la mujer durante el embarazo. En el hombre, la sexualidad también puede resultar condicionada por la modificación de la figura de la mujer, si bien no tanto porque comporte una merma de su atractivo erótico sino por poner en evidencia su condición de futura madre, lo cual a veces provoca cierta inhibición del deseo sexual. Y tanto para las mujeres embarazadas como para sus parejas hay otro factor que, aunque sin base alguna, puede perturbar la vida sexual: el temor de dañar al futuro hijo a consecuencia de las relaciones íntimas.

Temores infundados

Si el embarazo se desarrolla con normalidad y no surgen complicaciones específicas, la práctica del coito no supone riesgos para el bienestar del niño, bien protegido dentro del útero materno. El feto flota en el líquido amniótico y está rodeado por unas membranas que, durante la penetración, resisten perfectamente los empujes del pene sobre el cuello del útero, sellado por un tapón mucoso que elimina todo peligro de contaminación externa. Incluso el ángulo de la vagina, con independencia de la postura que se adopte al realizar el coito, guía al pene en una dirección que lo aleja del cuerpo del útero, el alojamiento del futuro niño. Mientras no aparezcan signos que evidencien un problema concreto y que siempre exigen una pronta consulta médica, como hemorragias vaginales o dolores abdominales, no existen razones fundadas para temer que las relaciones sexuales puedan resultar perjudiciales para el bebé.

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jueves, 27 de octubre de 2011

Parejas que no pueden tener hijos

No poder tener hijos provoca sentimientos de tristeza, frustración y culpa, pudiendo incluso producir una crisis en la pareja. La forma de reaccionar de cada persona depende de diferentes factores.

 


1. Cuando no se consigue el embarazo
 
Decimos que una pareja tiene problemas de fertilidad cuando, pasados dos años de relaciones sexuales sin contracepción, no consiguen el embarazo. Es entonces cuando la pareja debe acudir al médico para que determine las causas por las que no se produce el embarazo. Estas causas, en ocasiones, se pueden solucionar con un tratamiento médico o con una intervención quirúrgica, pero en otros casos se debe a un problema crónico sin solución.

En el caso de que el problema pueda tener solución y se haya optado por seguir un tratamiento de fertilidad, es frecuente que desde el comienzo de éste aparezcan síntomas de ansiedad debido al temor a no lograr el embarazo y a que las parejas pierdan interés por las relaciones sexuales. Éstas quedan programadas para los días más fértiles buscando un objetivo, por lo que dejan de ser espontáneas.

También es frecuente que surja una obsesión con la menstruación como comprobante del tratamiento. Todo esto afecta a la pareja, aumentando la ansiedad y la angustia conforme avanza el tratamiento.

En otros casos, la pareja se encuentra ante la noticia de que no pueden tener hijos y, a pesar de llevar tiempo intentándolo, generalmente reaccionan con incredulidad y sorpresa. Pasan de la ansiedad por lograr el embarazo a un sentimiento de tristeza y frustración, que hace que en algunos casos las parejas entren en crisis. A partir de esta noticia tendrán que planear su futuro de manera diferente.

2. De qué manera afecta a la pareja
 
Casi todas las parejas estables, tarde o temprano, organizan su vida con la idea de tener hijos y dan por supuesto que así será. Cuando llevan tiempo intentándolo y no lo consiguen crece la ansiedad, pero el desconcierto y el dolor llega cuando las pruebas médicas confirman las sospechas.

A partir de ese momento el sufrimiento, la frustración, la culpa y el fracaso es común en todas las parejas. El impacto emocional que esto causa afecta tanto a la persona como a la pareja y, aunque lo deseable es que se mantengan unidos ante esta noticia, con frecuencia lo que ocurre es que pierden el equilibrio como pareja.

Ahora su proyecto de familia y sus planes futuros no van a ser como esperaban y tendrán que reorganizar su futuro adaptándose a la nueva situación. Aceptarlo y asumirlo cuanto antes es la mejor solución para evitar más sufrimiento.

La relación con las demás parejas también se ve afectada, el hecho de no poder tener hijos les hace sentirse diferentes a los demás y para ellos todo lo que esté relacionado con niños, como son los bautizos, cumpleaños o comuniones son situaciones que prefieren evitar. Sus circunstancias son diferentes y no se comparten las mismas experiencias, tener que adaptarse y relacionarse con parejas que tienen hijos no es fácil para ellos.

3. Formas diferentes de reaccionar
 
La forma de reaccionar de cada persona ante la imposibilidad de tener hijos suele variar según la personalidad de cada uno, el ambiente social, familiar y cultural, la edad, el sexo etc. Sin embargo, hay una serie de características comunes que diferencian la forma de reaccionar de los hombres y las mujeres.

Por lo general, los hombres tienden a no hablar sobre el tema, prefieren evitar las conversaciones acerca de su esterilidad, incluso tratan de evitarlas con su propia pareja, produciéndose de esta forma un distanciamiento y una falta de comunicación entre ellos. Para algunos hombres es muy complicado aceptar su esterilidad ante familiares y amigos, ya que estos siguen pensando que su virilidad puede ser cuestionada.

Sin embargo, en las mujeres no existe este sentimiento de vergüenza, pero generalmente en ellas el sufrimiento es mayor, ya que el concepto de mujer y maternidad han estado tradicionalmente unidos y, aunque esto empieza a cambiar, la maternidad siempre ha sido un objetivo de la mujer y, en cierto modo, puede considerar que su vida está incompleta sin hijos.

4. Estrés y retraso de la maternidad
 
El estrés en sí mismo no es una causa de infertilidad pero sí es un factor psicológico muy importante a tener en cuenta. Aunque no está demostrado que influya en la posibilidad de que se produzca o no el embarazo, se sabe que muchas mujeres que no consiguen quedar embarazadas, cuando se olvidan durante un tiempo de esta obsesión o cuando sus circunstancias laborales o familiares cambian y son menos estresantes, logran el embarazo.

La edad de la mujer es el principal factor de infertilidad en la pareja, conforme pasan los años las mujeres van siendo menos fértiles. En la actualidad es frecuente que las mujeres se planteen la maternidad a una edad avanzada como consecuencia de la incorporación al mundo laboral. La retrasan hasta alcanzar una estabilidad o unos objetivos profesionales, razón por la que muchas de ellas cuando deciden buscar el embarazo, tienen dificultades para lograrlo. 

miércoles, 26 de octubre de 2011

Los niños y el divorcio.

Cuando los padres evitan un divorcio conflictivo y destructivo, evitan o disminuyen una gran parte del sufrimiento y daño en los hijos.

El divorcio es una situación difícil y muy dolorosa para la pareja.
Pero es mucho peor para los hijos.

Cuando los adultos se divorcian, pierden una relación, sus sueños, su identidad como familia y pareja, sus amigos, etc.
Su vida económica, trabajo y actividades diarias se ven afectadas.

 

Sufren y generalmente se sienten atrapados en un caos emocional.

A los hijos les pasa lo mismo.

Pierden la cercanía física o emocional con uno o ambos padres, su identidad como familia, su estabilidad, su seguridad emocional, etc.
También se afecta su vida diaria, sus rutinas y su vida emocional está fuera de su control.

Sufren los padres y sufren los hijos.

Pero hay una gran diferencia.
Los padres tienen más herramientas con que luchar, para superar esta situación.
Los niños están mucho más limitados.

Estas palabras no buscan provocar culpa.
La culpa es una emoción que desgasta e impide actuar adecuadamente.
El entender lo que sucede con los niños, nos permite ayudarlos.

Si tú pediste el divorcio, tienes todo el derecho de buscar una vida mejor.
Si tú no lo querías, pero lo estás viviendo, no tuviste la opción de decidir en ese momento.
Pero puedes decidirte a luchar por tu bienestar emocional y el de tus hijos.
Por buscar una vida mejor.


La vida sigue y mereces ser feliz.
En tus manos está, trabajar por esa felicidad.
También en tus manos está, trabajar por el bienestar de tus hijos

¿Qué tanto afecta el divorcio a los niños? 


El divorcio siempre afecta a los niños, pero las consecuencias negativas pueden ser:
  • Temporales y pasajeras o
  • permanentes.
El daño del divorcio, depende más de los padres y de algunos otros elementos, que de la ruptura en sí.

Algunos de los factores que influyen son:
  • La estabilidad emocional del niño, durante el matrimonio de los padres.
  • Las características del niño.
  • Las características de cada uno de los padres.
  • El tipo de relación que mantiene el niño con el padre con el que vive.
  • El tiempo y el tipo de relación que comparten el niño y el padre con el que no vive.
  • El que sus necesidades físicas, psicológicas y emocionales, sean satisfechas.
  • La relación de los padres, durante y después del divorcio.
  • La cantidad e importancia de los cambios que vive el niño a partir del divorcio (cambio de casa o escuela, menos tiempo con personas importantes en su vida, cambio de actividades, etc.).
  • El surgimiento de problemas económicos.
  • El apoyo emocional de otras personas o familiares.
El hecho de que los niños se acostumbren a la nueva vida y aparentemente regresen a la "normalidad", no siempre significa que el divorcio no va a tener repercusiones a largo plazo.

Sobre todo en cuanto a:
  • Su manera de relacionarse con el sexo opuesto,
  • la forma de resolver sus conflictos,
  • de manejar sus emociones y,
  • la fuerza o debilidad de su autoestima.

Es importante estar conscientes de esto aspectos.
No para evitar el divorcio cuando éste es importante o necesario para uno o ambos miembros de la pareja.
Tampoco para crear sentimientos de culpa.

Simplemente para hacer un esfuerzo y darle al niño el ejemplo, la atención, tiempo y cariño, que necesita para superarlo adecuadamente.

Satisfacer las necesidades físicas y emocionales del niño, en esta situación, significa una carga extra para los padres, que necesitan hacer un mayor esfuerzo.
Sobre todo, en un momento en el que están sufriendo y en el que tienen menos energía y fuerza.

Pero es indispensable para el bienestar de los hijos. 


El conocer los sentimientos del niño ante el divorcio de sus padres y entender las distintas emociones por las que atraviesan, te permite ayudarlos.

Obtén información sobre el manejo de la disciplina, el niño deprimido y el agresivo, para resolver tus dudas o algunos de los problemas que se te presenten.

Tu bienestar es indispensable para poder ayudar hijos.

Lee algunos consejos para superar el divorcio y evitar mayores problemas.

Quizás no puedas eliminar, en estos momentos, todo tu sufrimiento y problemas, pero puedes disminuirlos.
Maneja tu coraje, culpa, estrés y el sentimiento de fracaso.

Al entender las etapas emocionales por las que tú puedes atravesar, te será más fácil identificar los sentimientos de tus hijos.

Seguramente estás agobiada de problemas, responsabilidades y actividades, pero tus hijos necesitan tiempo.
Establece tus prioridades para poder manejar tu tiempo y estar menos presionado.

Cuídate, aliméntate bien y si tienes problemas para dormir, sigue algunos de estos consejos.
 

  

martes, 25 de octubre de 2011

Ser madre de una adolescente

Aunque tu hija no te lo pida, en esta etapa necesita especialmente tu ayuda, trata de escucharla y respeta su independencia, sé firme en las cosas que consideres realmente importantes pero flexible en las accesorias. Tu ayuda es muy importante para su formación como persona y para ello es fundamental tener una relación de confianza.

1. Una relación basada en la confianza

Si desde la infancia de tu hija habéis tenido la costumbre de conversar y hablar sobre vuestras cosas, habréis creado un vínculo de amistad y confianza. Te resultará más fácil hablar sobre temas que os preocupen a ambas y en los que tu ayuda y orientación, facilitará la madurez y el desarrollo de la personalidad de tu hija.

Sin embargo, aunque antes de la adolescencia hayáis tenido una buena comunicación, cuando llega esta etapa todo es más complejo. La tendencia de la adolescente a discutir y pelear buscando independencia y la preocupación que tú tienes por los cambios de tu hija, hace más difícil vuestra relación. Tener paciencia y saber escuchar a tu hija es fundamental para mantener la confianza en esta etapa de rebeldía.

Si hay temas que te preocupan especialmente o quieres orientarla en algo concreto y temes que lo vea como una intromisión en su intimidad, no trates el tema directamente. Piensa que con un poco de astucia, podrás conducir conversaciones que en principio resultan poco interesantes hacia donde tú quieres llegar.



 2. Tu hijo esta cambiando

a adolescencia es una etapa de cambios. Se producen los primeros cambios físicos de tu hija, el aumento del pecho, ensanchamiento de las caderas y la aparición del vello en el pubis y axilas son señales de que se acerca la primera menstruación.

Si la has preparado para estos cambios, lo verá como algo normal. Sin embargo, aunque esté bien informada, vivirlo personalmente es diferente. El pudor y la sensibilidad con lo que normalmente viven estos cambios requiere un respeto mayor por su intimidad y una mayor atención de la madre.

Los cambios emocionales y de carácter también son característicos de esta etapa. Tu hija ha pasado de ser una niña dulce y obediente a convertirse en una adolescente rebelde y discutidora.

Es importante entender el proceso de transformación por el que está pasando tu hija, y aunque las discusiones sean frecuentes, cede con inteligencia en lo que puedas y sé firme e inflexible en lo que tú crees realmente importante: el respeto a los padres, el cumplimiento de sus obligaciones (estudiar en la mayoría de los casos), y el cumplimiento de ciertas normal familiares (comidas de familia, horarios de entradas y salida...) son exigencias que justifican cualquier pelea.

Muy especialmente en esta etapa la discreción de una madre es fundamental, estar cuando tu hija te necesite y saber qué es lo que quiere aunque ella no lo exprese claramente, adivinar qué necesita de ti sin que ella te lo pida y saber responder adecuadamente es preciso para una buena relación en una etapa tan desconcertante para ella.


3. Preocupadas por la imagen 

Para la adolescente la imagen física es de gran importancia, siendo en ocasiones motivo de discusión entre vosotras. Probablemente no estéis de acuerdo en el tipo de ropa que desea ponerse, la forma y el corte de pelo, el tamaño de la falda etc. Ten un poco de paciencia y dale un margen de libertad. Piensa que forma parte de ese periodo de transformación en el que está buscando su identidad.

Seguir la moda o tener un aspecto concreto le da seguridad en sí misma y en su imagen. Ten en cuenta que en esta etapa las adolescentes son especialmente inseguras y sensibles a los comentarios que puedan hacer sobre su aspecto físico. Es el periodo donde surgen más complejos o sentimientos de inferioridad.

Comprueba que esta preocupación por su aspecto no sea exagerada. El desarrollo de enfermedades como la anorexia o bulimia suelen producirse en esta etapa y, en ocasiones, están relacionados por un excesivo culto al cuerpo. Hazla reflexionar sobre la influencia que los medios de comunicación y la moda tienen en ella, y haz que valore aspectos distintos de su persona.
 

 4. Buscando independencia 

 Cuando llega a la adolescencia, es preciso que entiendas que tu hija se está haciendo mayor y que necesita sentirse independiente, dirigiendo su propia vida y asumiendo responsabilidades. Ayuda a tu hija a ganar autonomía evitando la sobreprotección y enseñándole a decidir en cada momento lo que realmente quiere hacer y lo que es mejor para ella.

Saber tomar decisiones le hará sentirse más segura y responsable. Si se equivoca, no pretendas solucionar su error. Piensa que de las equivocaciones y de las situaciones difíciles también se aprende. Ten confianza en sus decisiones.


Fuentes

 

lunes, 24 de octubre de 2011

La rivalidad entre hermanos

Las peleas y discusiones entre hermanos son frecuentes en todas las familias, en cierto modo, son un componente más de las relaciones fraternales, especialmente cuando los hijos son pequeños. El problema surge cuando esta rivalidad trasciende los parámetros de lo que se puede considerar natural en esa relación y se perpetúa en el tiempo, enrareciendo las relaciones entre hermanos, incluso cuando llegan a la edad adulta.


 1. ¿Por qué surge esta rivalidad?


La rivalidad entre hermanos suele tener su origen en las edades más tempranas y el conflicto se produce por el deseo de acaparar el cariño y la dedicación de los padres y el miedo a que la competencia del hermano menoscabe esas atenciones.

Las rivalidades entre hermanos están muy relacionadas con los celos y envidias provocados por distintas situaciones.

Generalmente, los hermanos mayores pueden sentor de celos ante la competencia que supone un nuevo hermanito con respecto a la atención y cariño de los padres. Este sentimiento, puede ir desapareciendo o irse asentando con el transcurso de los años, dependiendo en muchas ocasiones, de la actitud de los propios padres.

En algunas ocasiones, los hermanos mayores, manifiestan cierta hostilidad hacia el pequeño, ya que lo ven como un usurpador.

El pequeño por su parte, poco a poco, establecerá mecanismos de defensa y buscará combatir esa hostilidad con sus propias armas.

Pero no tiene porqué ser siempre el hermano mayor quien se sienta agraviado. Hay multitud de cuestiones que pueden generar un sentimiento de agravio en uno de los hermanos, el hecho de que uno sea más brillante en los estudios o tenga un carácter más extrovertido o más afable, puede provocar un problema de celos o envidias y un sentimiento de agravio en el otro hermano por el trato diferencial dispensado por los padres, a veces inconscientemente.

El comportamiento de los padres puede hacer que se minimicen los efectos y que esa rivalidad se vaya diluyendo, o por el contrario que aumente y se acabe convirtiendo en un problema.
Los padres deben ser extremadamente cuidadosos en intentar ser equitativos y justos en los premios y castigos entre sus hijos. No obstante, cuando los padres tienen cierta preferencia por alguno de sus hijos, es advertido rápidamente por los otros hermanos, ya que aunque intenten ser lo más equitativos posibles en el trato, la manera de mirarlos, sonreírles o el tono al dirigirse a ellos, delata esta preferencia.

 2. ¿Qué debemos evitar los padres para no potenciar la rivalidad?


Tenemos que pensar que no siempre se puede culpar a los padres de los celos y envidias entre hermanos que den lugar a una excesiva rivalidad.

Muchas veces, es el propio carácter de los niños y su actitud excesivamente egoísta, la que da lugar a estos desencuentros.

Los padres, no obstante, debemos evitar una serie de actuaciones para no potenciar esa rivalidad:
- Debemos evitar un exceso de intervencionismo. Siempre que sea posible, es bueno que los niños resuelvan sus rencillas por ellos mismos. Cuando intervenimos constantemente solemos defender a la parte más débil, lo que puede llevar al otro a pensar que siempre nos ponemos del lado del hermano.

-  No hagamos comparaciones entre los hijos, ya que esto fomenta la competencia entre ellos.

- Tampoco es positivo obligar a los niños a que jueguen juntos cuando están enfadados, ya que sólo lograremos aumentar la tensión entre ellos. Debemos respetar ese momento y esperar que las cosas vuelvan a su cauce.

3. ¿Qué podemos hacer los padres para reducir la rivalidad? 




Hay una serie de cosas que los padres debemos intentar para evitar un exceso de rivalidad entre los hermanos:

- Hacer ver a cada niño su importancia dentro de la familia, dándole responsabilidades. Por ejemplo, animando al hermano mayor a que cuide del pequeño, que le ayude en algunos deberes, etc. Esto hará que se sienta valorado y conseguiremos que mejore la relación.

- Fomentar la generosidad y la solidaridad, ya que es la mejor manera de evitar los comportamientos egoístas.

- Tratar a cada niño de una manera individualizada, buscando tiempo para estar a solas con cada uno de ellos.

- Hacerles ver que cada hijo tiene edades y circunstancias diferentes y, por lo tanto, también tienen responsabilidades y privilegios distintos.

- Felicitar a los niños cuando veamos que tienen una buena relación y que son capaces de resolver sus propios conflictos.

4. Efectos de la rivalidad entre hermanos 


Como hemos señalado anteriormente es normal que entre hermanos exista cierta rivalidad, especialmente si son del mismo sexo y de edades cercanas, esto es debido a que compiten en un mismo nivel en cuanto a privilegios y obligaciones dentro del ámbito familiar.

Por otro lado hay ciertas edades en las que los hermanos discuten y se llevan la contraria por sistema. Es muy frecuente que hermanos que con 11 o 14 años están continuamente de pelea, a los 21 o 24 se lleven estupendamente y no tengan el más mínimo problema.

Esta rivalidad que podemos calificar como moderada, no sólo no es perjudicial, sino que puede ser beneficiosa para la educación y desarrollo de los hijos, ya que enseña a nuestros hijos a desenvolverse y a afrontar conflictos fuera del ámbito familiar.

Sin embargo, cuando esta competencia pasa los límites de lo habitual puede tener efectos muy negativos. Pueden llegar a convertirse en personas con baja autoestima y resentidas cuando no consiguen los éxitos en la vida que ha conseguido el hermano con quien competían constantemente y también se pueden convertir en personas excesivamente competitivas, que vean en todo el mundo a rivales potenciales.

Lo normal es que los hermanos discutan y se peleen cuando son niños y que a lo largo del tiempo se vayan limando esas diferencias y cuando sean adultos tengan una relación quizás menos intensa pero si más apacible y menos problemática.

Cuando no ocurre esto y la relación se va haciendo cada vez más tensa, es que hay un auténtico problema de rivalidad entre hermanos.

En ocasiones, esta rivalidad hace que algunos hermanos dejen de hablarse. Los problemas entre hermanos adultos pueden surgir por cualquier causa: herencias, cuidado de los padres, mal entendimiento con los cónyuges, etc., pero muchas veces tienen sus raíces más profundas en un exceso de rivalidad y competitividad cuando eran niños o jóvenes.

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viernes, 21 de octubre de 2011

Enfermedad de La Peyronie o curvatura del pene

Esta dolencia aparece debido a la presencia de placas de tejido endurecido bajo la piel del pene. Debe su nombre al médico francés François Gigot de La Peyronie, la primera persona que describió este trastorno, en 1743, aunque existen indicios de su existencia desde el siglo IV antes de Cristo.

Estas placas se forman en los tejidos externos de los cuerpos eréctiles y provocan una curvatura y angulación del pene, deformándolo cuando está en erección.
En ocasiones, la desviación es tal que impide la práctica del coito.

Es difícil establecer las causas de la enfermedad de La Peyronie, pero hay que buscar un posible daño en las cavidades internas del pene, lo cual puede dar lugar al sangrado y la posterior formación de una cicatriz. Esta cicatriz, al ser inflexible y tensa y alojarse en el tronco del pene como un nudo duro, provoca que el pene se doble.

Básicamente, existen tres síntomas principales de la enfermedad: dolor, dureza o nódulos en el pene y curvatura del mismo, pero el trastorno se puede presentar en diversos grados. Se cree que afecta al uno por ciento de los hombres, normalmente en personas de 50 años o más, aunque también puede darse en jóvenes. Ten en cuenta que la placa de la enfermedad de La Peyronie es benigna, no cancerosa.

Normalmente, la enfermedad de La Peyronie se empieza a reconocer por un fuerte dolor en el pene en el momento de la erección. Comienzan entonces a notarse durezas o nódulos (llamados placas) bajo la piel del pene.
A medida que estas placas se desarrollan, se puede empezar a notar una curvatura en el pene durante la erección. En los casos más severos, esta curvatura impide mantener relaciones sexuales, lo cual puede generar un estado de frustración o ansiedad que desemboque en problemas de disfunción eréctil para el varón.
Lo más común es que se forme una placa en la parte superior del tallo del pene, lo que provoca que se doble hacia arriba. Si la placa se forma en la parte inferior, el pene se dobla hacia abajo.

En los casos en que la placa se desarrolla tanto en la parte superior como en la inferior, puede presentarse una hendidura y acortamiento del pene.

Se ha comprobado, asimismo, que muchas de las personas que padecen este trastorno presentan también áreas de fibrosis en otros lugares del cuerpo, como las manos.
Así que si sospechas que tienes un trastorno de este tipo, consulta con un urólogo. En muchos casos, la enfermedad se resuelve sola, aunque el proceso puede tardar años.

Aunque no existen tratamientos eficaces para todos los casos, el médico utilizará medicamentos para impedir la formación de las placas que dan lugar a la curvatura. La intervención quirúrgica sólo está indicada para casos en los que la enfermedad está estabilizada y lleva presente más de un año.

Existen varios tipos de operaciones, dependiendo del caso, por eso lo mejor es que consultes con un urólogo y le expongas tu situación. También existen tratamientos con láser (laserterapia) y con inyecciones de Verapamilo, una sustancia que inhibe los mecanismos generadores de las fibras que originan las durezas y la curvatura.

Además, se considera que la vitamina E, administrada durante largos períodos de tiempo, resulta eficaz
para detener los síntomas de la enfermedad de La Peyronie debido a su acción inhibitoria sobre el desarrollo de la placa fibrosa.

También los andrógenos, los corticoides aplicados localmente y la radioterapia han sido utilizados en algunas ocasiones con resultados satisfactorios.

Para terminar con este apartado, es necesario que tengas en cuenta un aspecto importante: no confundas la enfermedad de La Peyronie con la curvatura normal que suelen tener todos los penes, ya que todos se doblan ligeramente hacia un lado u otro, o hacia arriba o abajo.


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jueves, 20 de octubre de 2011

En la gestación no hay que comer por dos

Uno de los clichés que rodean a la mujer embarazada es que debe comer por dos. La política seguida siempre por los ginecólogos ha sido la del "engorde libre" pero ahora están dando marcha atrás debido a que un excesivo aumento de peso de la madre repercute de forma negativa en la salud de su hijo.

"El problema del peso materno es doble", explica Antonio González, jefe del servicio de Obstetricia y Ginecología del Hospital Universitario de La Paz (Madrid). "En primer lugar porque puede provocar la aparición de preeclampsia (un trastorno hipertensivo), pero también porque aumenta el peso del feto e induce macrosomía".

No ocurre en todos los embarazos, pero lo normal es que la ganancia de peso de la mujer influya en el del niño. Durante la gestación esto no tiene por qué suponer problema alguno, pero un feto que pesa más de 4.000 ó 4.500 gramos puede tener serias complicaciones en el parto.
Con una población cada vez más obesa, los casos de niños de excesivo tamaño son cada vez más frecuentes. En un estudio de la Universidad de California (San Francisco, Estados Unidos) realizado con más de 20.000 mujeres, el 43,3% de las embarazadas engordó por encima de lo recomendado por las guías clínicas del Instituto de Medicina. Además, cerca del 30% superó los 18 kilos, el límite superior establecido, sea cual sea el peso inicial de la mujer.

Niños demasiado grandes

Los niños nacidos de estas madres tenían tasas más altas de macrosomía y talla excesiva para la edad gestacional, puntuaciones bajas en el test de Apgar (que evalúa como responden tras el parto), ventilación mecánica, infecciones, admisión en cuidados intensivos, estrés respiratorio y estancia prolongada en el hospital.

Todos estos problemas son consecuencia del tamaño excesivo del feto que dificulta su paso a través del canal del parto y enlentece su expulsión. "Cuantas más horas dure el parto y, sobre todo, la fase expulsiva, más repercusiones tiene sobre la salud del niño", explica González.

La desproporción pélvico-cefálica, cuando la cabeza del feto es más grande que la pelvis de la madre, dificulta el paso del bebé. En consecuencia, lo más probable es que el parto se prolongue más de lo recomendado, con la dificultad añadida de que no existe un método fiable para determinar el peso del feto antes del alumbramiento por lo que los médicos se basan en suposiciones clínicas.
"La práctica habitual es que, cuando existe sospecha de macrosomía, observamos el desarrollo del parto de forma cuidadosa y si detectamos problemas en la fase expulsiva, hacemos una cesárea", señala González.

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miércoles, 19 de octubre de 2011

Adelgazar más rápido: Corre en ayunas

Si te has decidido a adelgazar, además de cuidar la alimentación puedes meter la directa si empiezas a coger el hábito de hacer deporte, y no hay nada más inmediato y económico que correr.

Por todas es sabido que correr es un ejercicio aeróbico que permite quemar grasas y tonificarnos, pero es un error pensar que simplemente por sudar ya estamos perdiendo peso, a pesar de que si te pesas inmediatamente antes y después de correr seguro que pesas un par de cientos de gramos menos. Gramos que, al beber agua y reponer líquidos volverán. Lo primero que tienes que tener en cuenta es que tienes que mantenerte hidratada. Por una parte ese pequeño peso perdido no es “de verdad”, es básicamente agua, y

por otra, sería contraproducente no reponer los líquidos para no volver a coger ese peso, pues los golpes de calor, deshidrataciones y agotamientos por calor te acecharán si lo haces.

Ahora bien, si corres con regularidad (más de un mes, dos o tres veces por semana) la pérdida de peso se hará notable y será real, y sobre todo, si corres en ayunas multiplicarás el efecto, ya que el cuerpo “cogerá combustible” de las reservas que tiene almacenadas (y no de lo que acabas de comer en el caso de que lo hubieras hecho). Recuerda hacerlo con precaución, evitar entrenamientos muy intensivos y al terminar, desayunar e hidratarte bien, ya sea con agua o isotónicos.

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martes, 18 de octubre de 2011

Trucos de maquillaje para ir a trabajar

Mucha naturalidad

Esta temporada tienes la opción de optar por colores muy naturales o por tonos extremadamente exagerados. El primero y más importante de nuestros trucos de maquillaje:para ir a trabajar te recomendamos que consigas un termino medio. Ve maquillada, que se note y que se vea lo guapa que estás pero no hagas que tus ojos o tus labios sean lo más comentado en tu puesto de trabajo.

-Elige sombras de ojos en tonos marrones o melocotón. No abuses de ellas si los tonos son muy fuertes. Con lápiz o un eyeliner y una buena máscara, más un poco de sombra darás una imagen estupenda.

-No olvides nunca una buena base de maquillaje, ya sea en polvo o maquillaje fluído. Disimula tus imperfecciones y consigue un aspecto saludable, sin ojeras ni rojeces.

-No olvides darte un poco de colorete. El blush ayuda mucho a animar un rostro. Aunque vayas poco maquillada, no prescindas de él. Elije un tono claro, melocotón o rosado e irás fenomenal.

-Para los labios ten cuidado.  Píntalos, elije tonos nude o rosados mejor que otros más impactantes. Algún día que no lleves los ojos especialmente marcados puedes usar un rojo mate, cuanto menos brillo tenga mejor porque quedará más sutil.

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lunes, 17 de octubre de 2011

Vestidos según tu tipo de cuerpo

El vestido es una prenda básica en el armario de toda mujer pero, no todos los tipos de vestidos les sientan bien a nuestro cuerpo. Te contamos cuál es el ideal para ti.

Cuerpo "cilindro"

Si tienes las formas algo andróginas, sin demasiadas curvas y la cintura un poco ancha, apuesta por un minivestido suelto (prohibidos los trajes ceñidos) y combínalo con un buen tacón. Además, puedes probar con los vestidos bicolor, es decir, vestidos que tengan un color arriba y otro abajo, con los que crearás la ilusión óptica de una cintura más definida. Otra de tus bazas son los volantes, que le darán mucho volumen a tu figura.



Cuerpo "campana"

¿Tu tipo de cuerpo es fino por arriba y con las caderas anchas? Entonces, lo que mejor te va a sentar es un vestido ajustado en la parte de arriba y ancho por abajo, como el corte imperio.


Cuerpo "reloj de arena"

Si tienes muchas curvas, apuesta por un vestido ceñido a la cintura y con vuelo. Además, es conveniente que dejes los hombros despejados para que la mirada se centre en esa parte de tu cuerpo, distrayéndola de las caderas. Para ello, utiliza escotes del tipo palabra de honor o el escote halter (anudado al cuello), que dejan tu espalda y tus hombros al aire.

"Menuditas"

Si eres bajita, ¡nada de vestidos largos! Lo mejor que puedes hacer es ponerte un traje unos centímetros por encima de la rodilla, para alargar tus piernas y parecer más alta. También puedes conseguir este efecto poniéndote un cinturón. Y para alargar tu figura, apuesta por las rayas verticales.

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viernes, 14 de octubre de 2011

¿Importa o no el tamaño de la vagina?

Tradicionalmente han sido los hombres los preocupados – y hasta obsesionados – con el tamaño de su órgano sexual. ¿Les preocupa a las mujeres el tamaño de su vagina? A muchas sí, especialmente después de varios alumbramientos. ¿Debería importarles o no? ¿Influye el tamaño en el placer que experimentan ella o su pareja en la relación sexual? Exploremos un poco el asunto para despejar las dudas. 

¿Existe un tamaño de vagina “promedio”? Las medidas usadas con mayor frecuencia son las que provienen de un estudio realizado en 1960 por Masters and Johnson’s en el que se midieron las vaginas de 100 mujeres que nunca habían estado embarazadas.  Según el estudio el tamaño de la vagina, sin estímulo, oscila entre 2.75  a 3 ¼ pulgadas (6.5 a 8 cm).  Cuando se estimula sexualmente, el tamaño de la vagina aumenta y puede oscilar entre 4.25 a 4.75 pulgadas (10 a 11.5 cm).

Además del largo, hablemos del ancho… La vagina es un órgano elástico capaz de adaptarse a distintas condiciones: es lo suficientemente estrecha como para sostener un tampón sin que éste se  corra o se salga y a la vez capaz de estirarse y expandirse lo mismo para dar entrada al pene como para permitir que pase el bebé en el momento del nacimiento.

Cuando se estira demasiado.  Es precisamente después de cada nacimiento que la vagina comienza a distenderse, cambia de tamaño y es cuando las mujeres empiezan a sentir los cambios y las molestias.

Mientras más embarazos se tengan, más aumentan las probabilidades del ensanchamiento de la vagina, especialmente después de partos difíciles y prolongados. Vale la pena aclarar que la frecuencia de la relación sexual no cambia el tamaño de la vagina, como algunas personas creen.  Eso no es cierto. No importa cuántas veces se practique el sexo, o cuantas parejas haya tenido la mujer, el tamaño de su vagina no va a cambiar. Los embarazos y alumbramientos sí cambian el tono muscular de la vagina y este factor sí puede influir en la satisfacción sexual de ambos miembros de la pareja.

¿Qué consecuencias puede traer una vagina distendida? Hay varias y son:
  • las relaciones sexuales son menos satisfactorias para la mujer o para su pareja
  • el aire puede entrar o salir de la vagina, provocando un sonido incómodo y bochornoso
  • algo mucho peor: los músculos y ligamentos alrededor de la vagina se distienden y pueden ocasionar un prolapso (o descendimiento) de órganos como el útero o la vejiga.
En el caso de un prolapso, es necesario visitar al médico general o al ginecólogo para discutir el tratamiento, que la mayoría de las veces involucra la cirugía. Si éste es tu caso, no te abandones y acude enseguida.

Cuando el caso se trata de una distención muscular o de los ligamentos, se puede aliviar muchísimo practicando ejercicios para fortalecer los músculos del suelo pélvico. Estos son los llamados “ejercicios de Kegel”, que se recomiendan a todas las mujeres que han dado a luz después del parto. Ahora te explicamos cómo hacerlos:
  1. Comienza por familiarizarte con los músculos que tienes que contraer: imagínate por un momento que tienes muchas ganas de orinar y que necesitas aguantar hasta que llegues al baño. Para evitar la salida del orine, contraes los músculos alrededor de la uretra. Esos son exactamente los músculos que tienes que contraer.
  2. Contrae y mantén la contracción durante 10 segundos.
  3. Relaja los músculos durante otros 10 segundos.
  4. Contrae los músculos de nuevo durante 10 segundos.
  5. Continúa los intervalos de contracción y relajamiento durante 5 minutos más o menos.
  6. Repite los ejercicios cuatro veces al día (o siempre que puedas). Puedes hacerlo lo mismo de pie que sentada o acostada.
¿Y si la vagina es demasiado pequeña o estrecha? Estadísticamente es muy poco probable que la vagina sea demasiado corta. Entre los síntomas que las mujeres asocian con una vagina pequeña   están las molestias o dolores en el momento de la penetración, pero la mayoría de las veces esto se debe a una insuficiente o indebida estimulación antes de la penetración o a distintos grados de vaginismo, una condición que no tiene nada que ver con el tamaño de la vagina. Se debe a la contracción involuntaria de los músculos vaginales lo que provoca dolor durante las relaciones sexuales. Tiene causas físicas y psicológicas, y debe consultarse al ginecólogo para resolverlo.

¿Afecta el tamaño de la vagina la calidad de las relaciones sexuales? Descartando el caso de un prolapso, definitivamente no. Tanto el tamaño de la vagina como el del pene, en realidad poco tienen que ver con la satisfacción que experimenta la pareja durante el encuentro sexual y ésta depende en gran parte de las actitudes, expectativas y habilidades ante el sexo, así como del estado general de la relación de pareja fuera del dormitorio.

Como ves, la calidad, como en tantas otras áreas de la vida, poco tiene que ver con cantidad o  tamaño. Las dimensiones de la vagina no son la excepción. Si experimentas trastornos después de un embarazo, o las relaciones sexuales te provocan molestia o dolor, consulta con tu ginecólogo. Si no, disfruta de la relación con tu pareja sin preocuparte por cosas tan relativamente poco importantes como el tamaño.

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jueves, 13 de octubre de 2011

Seguridad emocional

Quizá alguna vez se haya preguntado por qué es tan esencial tener una seguridad emocional. Y por qué al conseguirla se vive con una actitud de alerta relajada, con un sentimiento de estrés mucho menor. Esa creencia de que vivir de una forma insegura es inevitable no es cierta. Todos a lo largo de nuestra vida hemos sentido algún temor en algún momento concreto, ya sea con un fuerte ruido que nos sorprende desprevenidos en mitad de la noche, cuando viajamos en un automóvil a una velocidad excesiva y el chofer no da signos de querer frenar, cuando vemos una película de terror, etc.

Esta sensación es totalmente positiva y normal. Sin embargo cuando este tipo de temores se interpone en nuestro camino y no nos permite funcionar, entonces decimos que es un miedo inútil que tenemos que eliminar.

La seguridad emocional se puede aprender a controlar e incluso renovar.

Cuando nos sentimos enérgicos y con relativa tranquilidad, la percepción que tenemos del mundo y de los problemas que se nos presentan, es muy diferente a la que tenemos cuando estamos cansados y malhumorados. La actitud tensa y rígida no nos ayuda durante un conflicto, al contrario muchas veces puede incluso llegarnos a bloquear por completo.


Con la calma de nuestro lado, somos capaces de aumentar nuestro campo de percepción, es decir, nuestra capacidad para evitar el peligro crece y somos más sensibles ante las oportunidades que se nos presentan.

Nuestra persona física no se limita a nuestra piel, todos necesitamos en espacio propio en el que nos sentimos cómodos. Nos damos cuenta de esto cuando alguien se nos acerca demasiado, no le vamos a dar el mismo espacio a un niño pequeño que a un extraño. La sensación de incomodidad y de que han asaltado nuestro espacio saltará mucho antes con un extraño que con un niño, al que le permitiremos acercarse sin incomodarnos.


Nuestra capacidad para establecer los límites es muy variada, podemos hacerlo mediante el contacto visual, con nuestro propio cuerpo (según la postura y los gestos), y con nuestra voz. Aunque la distancia a mantener varía según los hábitos y las tradiciones culturales, emplee el sentido común y nunca invada el espacio de otra persona.

Si es usted de esas personas a las que el enfado les inunda en repetidas ocasiones a lo largo del día, (bien por un desaprensivo que le empuja por la calle, por tener que hacer cola para hacer la compra, por algún conductor poco considerado) tiene que ser consciente de que eso equivale a una pequeña dosis de veneno que entra directamente a su cuerpo. En ciertos momentos es algo saludable, pero usted debe ser consciente y valorar si merece la pena conceder tanta importancia a ese hecho y permitir que nos arruine ciertos momentos del día.

Debe darse cuenta de que no es bueno que la cólera haga acto de presencia diariamente y de forma incontrolada varias veces, ya que está atentando contra su propia salud y tranquilidad. Mantenga la serenidad y aprenda a canalizarlo y utilice esa energía para alguna otra cosa más productiva y en su propio beneficio.

Una parte importante del estrés lo provocamos nosotros mismo mediante nuestro diálogo interno, esas conversaciones internas nos hacen polvo y en vez ayudarnos nos hunden. (“Ya estamos otra vez, siempre molestando”, “Parece que no entiende lo que le digo”, “ya viene tarde otra vez, siempre estoy esperando”).

Convierta esas conversaciones en algo más positivo y no destructivo que le ayuden a mantener cierta tranquilidad emocional. Impida que le inunden ese tipo de pensamientos negativos que alimenten su enfado.


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miércoles, 12 de octubre de 2011

Padres responsables

Actualmente estamos viviendo en una sociedad muy competitiva, muchas veces se ha de pasar más tiempo del deseado en el trabajo y esta ausencia puede perjudicar el buen crecimiento de nuestros hijos.
Antes de ser padres deberíamos saber la enorme influencia que ejerceremos sobre nuestros hijos, ya que seremos referente y modelo hasta su edad adulta.

Los futuros padres deberían hacer el esfuerzo por descubrir cómo son ellos mismos, cómo fueron educados por sus padres, cuáles fueron los errores y daños emocionales que recibieron del ambiente familiar y sociocultural, y cómo todo ello ha moldeado su personalidad. Sólo así podrán corregir actitudes y comportamientos negativos hacia el niño pudiendo actuar con mayor lucidez, amor y responsabilidad por el bien de su hijos.

Hay conductas perjudiciales que al ser habituales no nos damos cuenta de que perjudican a nuestros hijos, un ejemplo serían las peleas y discusiones delante de ellos. Los niños, sobre todo los más pequeños, no entienden el significado de las palabras pero sí la forma en como éstas se dicen. No perciben las palabras por su contenido, sino como sonidos agradables, desagradables u hostiles. Así, cuando los padres discuten delante de sus hijos, éstos sufren el ambiente turbado que los rodea y su dinámica de pensamiento es la siguiente: “soy culpable de las discusiones de mis papás porque me he portado mal y temo que me van a abandonar”. Esto les ocasiona problemas afectivos, a veces graves.

Otra conducta que perjudica la salud emocional de los niños se produce cuando los padres los dejan a menudo con abuelos o “canguros”. Esto crea en ellos sentimientos de culpa y abandono, ya que intuyen que estorban a sus padres. Los niños van reprimiendo y acumulando en su inconsciente todos estos sentimientos, dificultándose así su sano crecimiento emocional.

Cuando los hijos se hacen adultos, todo ese dolor inconsciente puede volver al campo consciente en forma de síntomas, tales como fobias, miedos, ansiedades, depresiones, problemas de autoestima, etc. A causa de esto es importante que los futuros padres sean conscientes de que tener hijos no es simplemente concebirlos, atenderlos sólo cuando disponen de tiempo libre o comprarles regalos para compensar su falta de atención, paciencia y cariño suficientes. Han de comprender, además, que su responsabilidad y compromiso con ellos les obligará muchas veces a cambiar o renunciar a ciertas actividades o estilo de vida.
Algunas de las dinámicas de comportamiento fáciles de realizar y que favorecen el buen desarrollo del niño son:
- Crear un ambiente familiar tranquilo.
- Dedicarles tiempo, afecto, cuidados y juego compartido suficientes.
- Valorarlos y respetarlos incondicionalmente.
- No discutir delante de ellos.
- No compararlos con otros hermanos o niños.
- Querer a todos los hijos de igual manera, pensando que cada uno tiene su propio carácter.
- No descalificarlos.
- Evitar que vean espectáculos violentos.
- No sobreprotegerlos.
- Cuidarlos y enseñarles sin recurrir al miedo, la amenaza o el castigo.
- No frustrar la mayor parte de sus deseos.
- No dejarlos a menudo con “canguros” y abuelos.
- Compartir decisiones.
- Hacerles responsables de sus acciones.
- No hacerles chantaje emocional.
- Ser consciente que el ritmo del niño es más lento.
- Reñirlos o castigarlos sin rabia y en el mismo momento del mal comportamiento.
- Dejar que se ensucien cuando juegan.
- No dar mensajes contradictorios.
- Evitar comentarios negativos delante del niño, como por ejemplo: este niño no para nunca.
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martes, 11 de octubre de 2011

La mujer maltratadora El tabú silenciado

Todos conocemos el grave problema del maltrato psicológico y físico de las mujeres por parte de muchos hombres. Sin embargo, hay también otra desgracia, extremadamente frecuente, que es la violencia psíquica (y también física) de la mujer contra el varón. Contra su pareja. Como ya existe abundante información sobre el primer tema, examinaremos aquí con algún detalle el segundo -un drama tabú-, a fin de obtener una visión más completa del maltrato doméstico.

Es un hecho que, para desdicha de sí mismas y de quienes las rodean, numerosas mujeres se casan no tanto por amor a su pareja -y ni siquiera desde un amor al hombre en general o con suficiente aptitud para la convivencia o la maternidad-, cuanto por motivos neuróticos o conveniencia práctica (necesidad de huir de su familia,  soledad, embarazo no deseado, interés económico, imitación o presión social, etc.). Es fácil entender que, desde tales premisas, tras las primeras semanas de romance y en cuanto la mujer "toma posesión" de su nueva situación de casada, muchas de ellas comenzarán a descargar sus amarguras inconscientes sin resolver contra su chivo más cercano: su marido. Comenzará así la pesadilla oculta de los hombres maltratados.


La conducta de estas mujeres es siempre la misma: culpan de forma exclusiva, desproporcionada y permanente a sus maridos de los problemas inherentes a toda convivencia, presentándose ellas mismas como las "víctimas" ajenas e inocentes de los siempre "graves" defectos de su pareja. No hay diálogo, no hay autocrítica, no hay humildad, no hay disculpas; la percepción de la mujer siempre es inequívoca y furiosa: "¡es por tu culpa, eres un egoísta, eres un inútil, eres un idiota, eres un desagradecido!", etc.; y desfoga contra él toda su rabia y su desprecio. Si el marido se muestra cariñoso: "¡eres un pesado, eres un crío, siempre estás con el sexo, sólo piensas en ti!", etc. Si se defiende hostilmente: "¡a mí no me hables así, qué te has creído, te denunciaré!", etc. Si se repliega para protegerse: "¡sólo vas a lo tuyo, me tienes abandonada, nunca me has querido", etc. Y si el hombre, demasiado inmaduro y dependiente de la figura femenina -su fantasía maternal y sexual-, renuncia definitivamente a sí mismo y se somete patológicamente a su mujer, entonces ella aún lo desprecia más: "¡eres un blando, un inepto, un calzonazos, me das asco!" De modo que, haga él lo que haga, ella siempre encontrará la manera de deformar la realidad para justificar su compulsiva necesidad de agredirlo y humillarlo.

En los casos leves, estas mujeres son simplemente mandonas, exigentes, manipuladoras y desdeñosas con sus parejas . Cuando, en cambio, su narcisismo ya es patológico (p.ej., sufren un verdadero trastorno de personalidad, etc.), su violencia emocional resultará terrible , y también puede ser física (bofetadas, arañazos, patadas, golpes con objetos, amenaza con objetos punzantes o armas, etc., e incluso homicidio). Pero no suelen hacer nada para separarse de sus "odiadas" víctimas; ni tampoco renuncian a los bienes -dinero, lujos, prestigio social, amistades- que aquéllas puedan proporcionarle. Por otro lado, algunas de estas mujeres, aun pudiendo trabajar, no quieren hacerlo; o, si trabajan, guardan su dinero para sí mismas negándose a veces a compartir los gastos domésticos. Argumentan que el marido debe mantenerlas en "justa compensación por lo mucho que sufren por su culpa", o porque "ya hacen bastante cuidando de la casa". Al margen del machismo implícito en tales excusas, vemos claramente que su pretensión de "lavar" con dinero los asuntos conyugales y neuróticos -o, digámoslo sin ambages, su afán de castigar o vengarse del marido beneficiándose de su dinero-, no evidencia sino su deseo inconsciente de vivir a sus expensas, es decir, de depender y explotarlo emocional  y económicamente. Cuanto más dinero gana el hombre, más feroz puede ser dicha dependencia explotadora.

Ante semejante situación, muchos hombres buscarán consciente o inconscientemente el amor y el sexo en otra parte, es decir, tenderán a ser infieles. Cuando son descubiertos -lo que suele ocurrir, a veces porque ellos mismos buscan inadvertidamente el castigo que creen merecer-, la brutalidad se cierne sobre ellos. La esposa engañada, fuera de sí, gritará: "¡ajá, ya lo sabía yo, eres un cerdo, todos los hombres sois iguales, ¿quién es esa ...?, ¡ella se va a enterar!", etc.; y escenificará todo tipo de escándalos familiares y públicos, manipulará y se entrometerá en las vidas de terceros, etc. La exageración de su respuesta dependerá también de su educación, su familia y su clase sociocultural. 

Ahora bien, ¿son los celos o el dolor ante el posible abandono lo que motiva estos estallidos, como ellas creen? En absoluto. Lo que sufren estas mujeres es la humillación insoportable de su narcisismo burlado, y la no menor frustración de haber perdido el control absoluto sobre la vida y la conducta de su marido. Éste no sólo ha escapado del redil -aunque sea brevemente-, sino que la otra mujer podría quitar a la esposa el cetro de su dominio patológico. Y si esto llegara a suceder, ¿cómo podría sobrevivir emocional y económicamente la maltratadora? Hay un fondo de terror y envidia en la furia de la engañada. Llegada a este punto, puede reaccionar de dos maneras principales: o aumentará sus malos tratos contra el marido durante meses (por mucho que éste vuelva a su lado y se disculpe continuamente), o exigirá el divorcio inmediatamente. Ambas reacciones demuestran su nulo interés inconsciente por comprender y reparar el matrimonio. Los procesos legales de separación tenderán a ser extremadamente conflictivos, abusivos y, a veces, con la alianza del prejuicio social -que hoy favorece ideológicamente a la mujer- cruelmente injustos contra el varón.

Muchos hombres, naturalmente, no soportarán este infierno. Algunos buscarán alivio en el alcohol, las drogas, la prostitución, el trabajo o los amigos -dando así más pábulo a su mujer-, o desarrollarán trastornos psicológicos (depresión, problemas laborales y sociales, dificultades sexuales, etc.), sin atinar, desde luego, a divorciarse. Pese a sus tormentos, siguen siendo infantilmente dependientes de su verduga, a la que sienten inconscientemente como una madre justiciera que, en realidad, "suele tener razón y les da su merecido". Son hombres inmaduros, depresivos, inhibidos, sin autoestima -aunque pueden tener gran éxito en lo profesional y social-, y sufren en secreto hasta que se sienten definitivamente confundidos, culpabilizados, anulados por la esposa. Ya no saben qué sienten, qué piensan, qué desean hacer ellos mismos -y no la voz dictadora- con su matrimonio y con su vida.

No les cabe esperar ninguna comprensión por parte de la sociedad, que contempla su problema con indiferencia, incredulidad o humor. Después de todo, ¿no es perfectamente normal -y muy "latina"- la relación entre la mujer "de carácter" y el pobre diablo sumiso? ¿No se explicaron siempre chistes e historias,  e incluso se realizaron grandes obras de arte al respecto? Además, ¿no es cierto que es feo quejarse, y que "los hombres no lloran", y que "las mujeres son más sensibles y amorosas que los varones"? "Mientras la sangre no llegue al río".... Así, paradójicamente, tanto por prejuicios machistas como feministas el tormento emocional masculino, simplemente, "no existe".

El tabú de la mujer maltratadora no sólo es perjudicial para los hombres sino también, obviamente, para las propias mujeres, que jamás llegan a concienciar y resolver su neurosis. No son tiránicas porque sean "malvadas", sino porque nunca dejaron de ser niñas solitarias y desesperadas. Por muchas razones, casi siempre su infancia fue vacía, desdichada, llena de desamor e incluso malos tratos. Aunque cambiaran mil veces de marido, mil veces volverían a utilizarlo para exorcizar sus demonios, que sólo largas y costosas terapias podrían erradicar. Pero no las harán pues, en definitiva, ellas no tienen ningún motivo para cambiar; es el hombre quien paga -en este caso- el precio más caro. De modo que, en general, tendrá que ser sólo él quien, con ayuda de psicólogos y/o abogados, luche por su felicidad.

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lunes, 10 de octubre de 2011

Excusas, excusas, excusas... ¿Cómo curarse de ellas?

Las excusa es una especie de enfermedad que se apodera de un individuo y este la propaga como un virus por toda la sociedad hasta convertir a un país entero en una nación subdesarrollada.
El medicamento más eficaz para eliminar las excusas es simplemente aceptar en un 100% la responsabilidad de nuestros errores y faltas, sin pretextos.

Esta actitud te proporciona poder y te hace sentir dueño de ti mismo, la responsabilidad abre tu mente a nuevas oportunidades y te obliga a aceptar el compromiso ineludible con tus metas y aspiraciones. Si decides hacerlo, encontrarás el camino hacia la realización de todos tus sueños.
Si quieres que las excusas no sigan inundando tu vida de fracasos y mentiras, ponte en acción y comienza a hacer realidad todo lo que tienes planeado. Una vez que se da una excusa no se avanza sino que se retrocede, porque las excusas nos limitan.

Cuando nos sentimos habitualmente deprimidos, impotentes o inútiles, es como si un gran letargo se apoderara de nosotros. Nos sumergimos en un mar de desesperación. Y es mejor quedarse tranquilo que intentar salir adelante. Las excusas son la razón fundamental de la inacción.
Confiamos en las excusas para evitar los riesgos, para explicar el fracaso, para resistirnos a los cambios, para proteger nuestro amor propio. La excusa es una forma de decir: "No es culpa mía".


El truco para dejar de poner excusas consiste simplemente en dejar de ponerlas y asumir la responsabilidad de nuestros éxitos y de nuestros fracasos.
Existe la tendencia a pensar que las excusas son un salvavidas para salir de situaciones difíciles y embarazosas, ante estos escenarios de la vida hay que entrar en acción para seguir adelante. No demos excusas cuando es por causa de nosotros mismos, aprendamos a aceptar nuestras deficiencias y no que otros aprendan a aceptar nuestras excusas.

Cuando llegues tarde a una cita o al trabajo no le eches la culpa a la lluvia, sal de tu casa más temprano si ves el cielo nublado o ten un paraguas a mano. Cuando te quedes sin dinero no le eches la culpa al gobierno o a la crisis, ahorra, busca un empleo extra o emprende un negocio propio. Cuando no consigas empleo, no culpes a los demás por tu fracaso, mejor aún, levántate del sofá, capacítate, haz que las cosas sucedan, es hora de despertar, de asumir las responsabilidades. Recuerda que no existen excusas para no triunfar y que las cosas que más deseas pueden hacerse realidad si tu haces que se hagan realidad.


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viernes, 7 de octubre de 2011

¿Existe relación entre el sexo oral y el cáncer oral?

Desafortunadamente, la respuesta es sí.  En parte debido a cambios en las actitudes frente al sexo, la desinformación  y la falsa creencia de que el sexo oral es seguro han logrado cambiar el rostro del típico paciente con cáncer oral: hombre, de edad avanzada, fumador y bebedor de alcohol. Hoy los pacientes son más jóvenes, de ambos sexos, no fuman y beben alcohol esporádicamente. ¿Por qué esta nueva tendencia? Los especialistas la asocian al contagio del virus del papiloma humano genital, transmitido sexualmente y relacionado con la mitad de los casos de cáncer oral. ¿Estás tú o alguien de tu familia en peligro? 

Hasta hace una década, era poco probable que una mujer desarrollara cáncer oral  (en la boca, en la lengua o en la garganta) a los 20 o a los 30 años. Y menos si nunca había fumado o no tomaba bebidas alcohólicas. Este tipo de cáncer afectaba por lo general a los hombres de más de 50 años y sus principales factores de riesgo eran el uso del tabaco y el consumo del alcohol. De ahí la gran sorpresa de Diana, de 32 años, no fumadora y de vida activa y saludable cuando se encontró que lo que comenzó como un simple dolor de garganta resultó ser un cáncer en las amígdalas en su etapa 2.  Aunque ya hoy su enfermedad está en remisión, Diana admite el gran impacto que representó para ella saber que su cáncer se originó por un virus: el del papiloma humano genital (o VPH).


El culpable detrás de la nueva tendencia: el VPH
El aumento de la incidencia del cáncer oral en una población más joven tiene una causa: el virus VPH. Según datos aportados por la American Cancer Society (Sociedad Americana contra el Cáncer), casi la mitad de los casos del cáncer oral están relacionados con este virus y la tendencia va en aumento.  ¿Qué es el VPH?

Según el Centro de Control y Prevención de Enfermedades (conocido como CDC por sus siglas en inglés), es el virus que produce la mayor cantidad de infecciones transmitidas sexualmente.  Existen más de 40 tipos de VPH, unos producen verrugas genitales, mientras que otro tipo produce el cáncer cervical  (o del cuello del útero).  Este es el mismo virus que se asocia con el cáncer oral. El VPH (virus del papiloma humano) se transmite de una persona a otra mediante el contacto directo de piel a piel durante el sexo genital y oral y se desarrolla perfectamente en tejidos finos delicados y húmedos como los que recubren tanto los genitales como la boca.
 
Como el VPH se adhiere al lugar en donde llega al cuerpo y no viaja por el torrente sanguíneo, la conexión entre el cáncer oral producido por el VPH y sexo oral es directa.

Del contagio al cáncer
Si una persona tiene sexo sin protección con una persona infectada, puede adquirir el virus y ni darse cuenta porque en muchas ocasiones no se tienen síntomas.  La mayoría  de las veces el sistema inmunológico (de defensas) logra deshacerse de la infección en un período de 2 años, pero durante ese tiempo, la persona infectada puede seguir transmitiendo el virus.  En ocasiones, cepas del VPH de algo riesgo destruyen las células saludables y su capacidad de repararse o de controlar la forma en que se reproducen. Esas células se convierten entonces en células cancerosas.  Los síntomas comenzarán a aparecer incluso años después de que la persona ha sido infectada, e incluyen: dificultad al tragar, llagas que no se curan en la boca o dolor persistente en un lado de la garganta.

¿Quiénes tienen riesgo de contraerlo?
Según un estudio publicado en el Journal of Clinical Oncology, los hombres tienen una probabilidad 35% mayor de contraerlo que las mujeres, pero ambos sexos están en riesgo de infectarse.  Aunque todavía no se conoce de qué manera influye la orientación sexual dentro de la ecuación, sí se sabe que el mayor factor de riesgo es tener muchas parejas sexuales.  Así que tanto los heterosexuales como los homosexuales corren peligro: mientras más parejas sexuales se tengan, mayor es el riesgo de infectarse y por ende, de desarrollar cáncer oral.

Otro grupo que está en un riesgo muy elevado es el de los adolescentes.  Según un estudio de la publicación Pediatrics, éstos se inclinan a pensar que el sexo oral es un sexo seguro sencillamente  porque no produce embarazos.

Medidas de prevención
  • Reducir el número de parejas sexuales
  • Vacunación: Las vacunas  pueden proteger a los adolescentes de ambos sexos contra casi todos los tipos comunes de VPH. Se administran en tres inyecciones o tres vacunas y es importante recibir las tres para contar con la mejor protección. Las vacunas son más eficaces si se administran antes de que la persona tenga su primer contacto sexual, cuando podría estar expuesta al VPH.
    • Niñas y mujeres: Existen dos vacunas (Cervarix y Gardasil) para proteger a las mujeres contra los tipos de VPH que causan la mayoría de los cánceres de cuello uterino. Una de estas vacunas (Gardasil) también protege contra la mayoría de las verrugas genitales. Se recomienda iniciar la vacunación entre los 9 y los 11 años de edad.
    • Niños y hombres: Una de estas vacunas (Gardasil) protege a los varones [4] contra la mayoría de las verrugas genitales. Esta vacuna está disponible para varones de 9 a 26 años de edad.
  • Practicar sexo seguro mediante el uso de condones. Para que sean más eficaces, se deben usar correctamente en todas las relaciones sexuales, desde el inicio hasta el final.
Otras medidas de prevención no relacionadas con el contagio del VPH:
  • Evitar el cigarrillo y el consumo excesivo de alcohol
  • Reducir la exposición al sol (produce cáncer en los labios)
  • Revisar posibles lesiones provocadas por dentaduras postizas
  • Incorporar a la dieta una buena cantidad de frutas y vegetales
Es sumamente importante que tanto los adultos como los adolescentes estén al tanto de estos riesgos y asuman las responsabilidades que conlleva una vida sexualmente activa.  La información de qué constituye sexo seguro o no y las consecuencias de sexo sin protección es vital para detener el contagio del VPH (virus del papiloma humano) y por extensión, el riesgo de contraer cáncer oral.

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jueves, 6 de octubre de 2011

Cuando la mujer gana más que el hombre

La sociedad está en continuo cambio y con ella los roles sociales se van modificando, el patriarcado desaparece para dar paso a un nuevo concepto de familia. En la actualidad ambos trabajan, es lo normal y se acepta positivamente por ambas partes. Pero, ¿sucede lo mismo cuando los ingresos de las mujeres son superiores a los de ellos?, ¿cuáles son las reacciones más comunes?, ¿afecta esto a la relación de pareja?

  1. Trabas sociales


Todavía existen en nuestra sociedad grandes diferencias salariales entre el hombre y la mujer, estando los hombres mejor remunerados ante las mismas circunstancias laborales.

Suele ser también el hombre, quien alcanza los puestos de más responsabilidad y quien consigue la mayoría de los ascensos, aunque estén ambos igualmente preparados.

Por consiguiente, es difícil que una mujer gane más que su pareja o que desempeñe un cargo superior al suyo; no es lo común. Cuando esto sucede, resulta extraño y difícil de asimilar, y tendemos a hacer comparaciones entre ambos, ocurriendo con frecuencia que en vez de valorar el esfuerzo y logros de ellas, se infravalora el de ellos.

Otro problema es la falta de aceptación que muchos hombres demuestran cuando el salario de éstas es superior al suyo. Bien por machismo o celos, algunos hombres no saben aceptar esta situación, viviéndolo con auténtica angustia y vergüenza ante su pareja y ante los demás.

A pesar de todo esto, cada vez son más las mujeres que logran un gran estatus laboral, desempeñando funciones de responsabilidad y liderazgo. Aunque bien es cierto que a ellas se les exige mucho más y que constantemente tienen que estar demostrando su valía profesional.

2. Diferentes reacciones 



Hay quien se alegra y lo vive de forma positiva, sin que esto afecte a su autoestima ni a su relación de pareja. Valoran los beneficios que esto aporta a la familia y no miden su valía personal ni profesional por los ingresos que perciben, no se comparan con su pareja sino que disfrutan y comparten con ella sus ingresos y logros profesionales.

Esta forma de reaccionar suele ser característica de personas con un nivel cultural medio o alto y, especialmente, en personas jóvenes y sin prejuicios sociales.

Otros por el contrario se muestran reticentes y preferirían ser ellos quienes obtengan mayores ingresos o, en caso extremo, los únicos ingresos. Son hombres que siempre tienen que sentirse por encima de la mujer, no conciben que ésta es un ser libre e independiente con grandes capacidades para desarrollarse personal y profesionalmente, consideran que su hombría está en peligro y no aceptan este supuesto cambio de papeles.

Otras veces, ellos no son capaces de expresar con claridad su incomodidad por esta situación, pero suele haber cambios en su conducta, como enfadarse cuando ella llega tarde del trabajo, estar más exigente con las labores de la casa, pensar que sus hijos ahora están más desatendidos, etc. se sienten más irritados y pueden sentir envidia o sencillamente incómodos, pues todavía existe una tradición machista que les cuesta superar.

Sucede también que algunos hombres no saben cómo reaccionar, se sienten perplejos y desubicados, acostumbrados a una cultura patriarcal aún no se han enterado que las mujeres ya no quieren depender de ellos, quieren vivir su propia vida y luchan por sus objetivos.

Otras veces, son las mujeres quienes se siente mal por este motivo, dejándose llevar por el malestar que siente su pareja o sintiéndose influidas por lo poco común de su situación. A veces, son ellas quienes prefieren que la situación fuese la contraria.

Cuando una mujer tiene bien su autoestima, se sentirá satisfecha de ganar más que su pareja, no le dará excesiva importancia y podrá ir convenciendo a su pareja para que vaya asimilando y comprendiendo la situación. Si se trata de mujeres sumisas o inseguras, probablemente terminen por renunciar a su trabajo. La mujer no puede sentirse mal por este motivo.

3. ¿Afecta esto a la pareja? 


Algunos hombres, lejos de entenderlo como un beneficio para la familia, se sienten humillados y menoscabados en su mal entendido papel de cabeza de familia, llegando a afectar negativamente a su relación de pareja y generando diversos conflictos familiares.

Otras parejas lo viven con gran entusiasmo, porque supone una mejora económica y un reconocimiento de la valía profesional de la mujer. Pero, ¿qué sucede cuando una mejora salarial implica un ascenso que conlleva un cambio de ciudad?, ¿está el hombre dispuesto a dejar su trabajo o pedir un cambio de ciudad?

Ante estas circunstancias la mayoría de los hombres que se alegran del ascenso laboral de su mujer, no están dispuestos a aceptar el cambio que ello supone en su mundo profesional. Pueden aceptar de buen grado que su mujer tenga mejor situación profesional y un salario superior al suyo, pero no que su vida laboral quede afectada por ello.

Sin embargo, si el caso es el contrario y es el hombre quien recibe un ascenso y una importante mejora profesional, el cambio de ciudad y de trabajo en la mujer, incluso en algunos casos el abandono de éste, se ven como una circunstancia de lo más normal.

Si es necesario, el hombre debería sacrificar o renunciar a su trabajo por el de ella, sobre todo cuando la diferencia salarial es sustancial o cuando supone una buena proyección profesional para su pareja. De lo contrario, estaría viviendo su relación de pareja de forma egoísta y poco comprometida, produciendo un menoscabo en su relación o incluso la ruptura.

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