jueves, 7 de marzo de 2013

La Sonrisa de Afuera y La Sonrisa de Adentro (Parte 2)

Ya hemos hablado de los muchos cambios que se provocan en tu mente y tus emociones cuando sonreímos. Y ya hemos dicho que la sonrisa activa en el cerebro muchas funciones asociadas con nuestros estados de ánimo positivos. Por supuesto, esto facilita que nuestro estado emocional se haga cada vez más placentero y se fomenten emociones como la de seguridad, alegría o entusiasmo mientras se van debilitando respuestas de tipo agresivo o depresivo.

Así pues, sabemos que desarrollar el hábito de responder con una sonrisa (aunque sea la actitud interna de sonreír sin que lo hagamos externamente) frente a las diferentes situaciones de la vida genera importantes cambios positivos en nuestras emociones y pensamientos. Ahora nos gustaría comentarte cómo la sonrisa provoca muchos cambios en nuestra vida, más allá de nuestra mente y emoción. La sonrisa es un importante elemento generador de reacciones y circunstancias alrededor nuestro, como vamos a ver a continuación.

Empecemos hablando de la comunicación y las relaciones interpersonales. Aunque es muy evidente, quizá no te hayas puesto a considerar en todo lo que vale el papel que juega la sonrisa más allá de una mueca que expresa alegría o bienestar. ¿A qué nos referimos? A que la sonrisa es la manifestación visible de esas emociones positivas y eso todos lo sabemos, pero no solemos pensar las implicaciones que esto tiene. Y son muchas y poderosas. La manifestación de una emoción es un complejo e importante paso evolutivo que tenemos codificado en lo más profundo de nuestros cerebros y provoca grandes cambios en nuestra mente sin que siquiera nos demos cuenta.

Vamos despacio. Prácticamente todos los psicólogos concuerdan que las emociones tienen diferentes funciones en nuestra vida y existen para cumplir esas funciones. Podemos decir por ejemplo que las emociones son la base de nuestra motivación y dan fuerza y dirección a nuestra manera de actuar. Piensa en el enojo. Si te enojas, tu cuerpo adquiere la energía necesaria para actuar (golpear, gritar, etc.) y además sientes la tendencia a comportarte de esa manera agresiva.

De la misma manera podemos entender que las emociones tienen otra muy importante función: la de regular la comunicación entre individuos. De hecho, las emociones regulan la comunicación entre individuos de muy variadas especies, no sólo humanos. Piensa en un perro que ve a otro perro acercarse a su territorio y cómo empieza a ladrarle y a gruñirle (claro, si es que no hay un asunto de deseo sexual porque si lo hay los animales tendrán otro repertorio de conducta para transmitir otros mensajes diferentes a la agresión). El invasor recibe el mensaje y puede responder con señales de agresión o bien huir de la situación.

Lo que queremos resaltar es que la agresión que vive el perro se manifiesta luego en su conducta, en su posición corporal, los sonidos que emite, las facciones que genera en su cara (la posición de la cabeza, la mirada, el movimiento del hocico y su manera de enseñar los dientes). La gran mayoría de esta comunicación es innata, está codificada como un programa instintivo en el cerebro de los perros debido a miles de años de evolución de su especie. Obviamente, es muy difícil que no respondan de la manera en que ese profundo instinto les dicta hacerlo.

Y es tan profundo y tan importante este sistema de comunicación que la interacción se da no sólo entre miembros de la misma especie, sino entre especies diferentes. Pongamos el ejemplo del perro pero ahora en lugar de pensar en otro perro invasor piensa que eres tu el que está entrando en el territorio prohibido. Imagina los ladridos, la mirada, los gruñidos y los colmillos del perro y date cuenta cómo es muy claro para tu mente que el animalito no está siendo muy amigable contigo.

De hecho es normal que en una situación así se te ponga el corazón a toda marcha, se tense tu cuerpo y hasta te suden las manos, etc. aún y cuando no seas una persona que le tiene miedo a los perros y aún y cuando el perro sea del amigo al que visitas y sepas que no te va a hacer nada. De todos modos reaccionas porque tu cerebro tiene un programa muy antiguo y profundo que llamamos instinto que te hace entender que el perro tiene intenciones de agredirte y no puedes evitar que tu cuerpo reaccione a ese mensaje.

Bueno, pues exactamente lo mismo sucede con una sonrisa. La sonrisa es justamente una expresión que comunica, no es sólo una reacción personal de las emociones positivas dentro de ti, sino que tiene la función de comunicar este estado de ánimo y de esa forma regular la interacción que tienes con los que están a tu alrededor. (Lo mismo sucede son todas las expresiones faciales de provocadas por nuestras emociones como el llanto, el asco o el dolor por ejemplo).

Esto tiene consecuencias en dos importantes sentidos. En un primer sentido la sonrisa expresa, habla de tu estado motivacional. Este es el sentido que normalmente tomamos en cuenta. La sonrisa como cualquier expresión facial nos dice algo del estado de ánimo de quien la expresa.

La importancia de esto es que podemos saber algo de la otra persona por las expresiones que sus emociones provocan en ella y por consecuencia sabemos más o menos la manera adecuada de comportamiento que sería propicio para el momento. Si la persona tiene cara de enojo o de tristeza ajustamos nuestro comportamiento a la información que eso nos revela. Es obvio que nuestras interacciones con los demás se basan enormemente en este tipo de comunicación no verbal que acontece incluso de forma inconsciente y que de hecho representa el 90% de nuestra comunicación en cualquier relación.

En un segundo sentido tenemos lo que para nuestro tema resulta más importante y lo que no es muy considerado. Nos referimos a lo que le sucede al que ve la sonrisa, no al que la expresa, cuando tiene una sonrisa enfrente. Como lo hemos dicho, el cerebro humano tiene ésta y muchas otras expresiones faciales codificadas como reacciones instintivas muy antiguas y profundas dentro de la evolución de nuestra especie provocando este sistema de comunicación motivacional. Y es por eso mismo que en el cerebro existen a la vez una serie de reacciones muy poderosas, automáticas (no voluntarias) que se generan cuando detectamos esas expresiones en alguien más.

En otras palabras, existe una reacción instintiva inevitable que se da cuando alguien nos sonríe en nuestro cerebro. Es algo así como si alguien te machuca un dedo. Tú necesariamente reaccionas ante ello con dolor y con un movimiento que trata de evitar que el dedo se siga dañando porque instintivamente estás programado para eso. Pues de la misma manera cuando estás expuesto a una sonrisa tu cerebro genera una serie de reacciones automáticas que tienden a generar un estado de ánimo y mental determinado (uno positivo obviamente).

Puede ser que en una situación así estés muy preocupado o deprimido y que al ver una sonrisa no notes el cambio que se genera en ti porque la intensidad de las emociones negativas que estás viviendo es demasiado alta para el nivel de bienestar que te provoca el ver una sonrisa, pero es seguro que tu cerebro sí realiza un cambio en sus funciones y tiene una tendencia mayor a un mejor estado de ánimo que la que tenía antes de ver la sonrisa.

Puede ser también que hayas aprendido a que una sonrisa es inadecuada en determinadas situaciones y que verla te provoque enojo porque lo consideres una falta de respeto, pero nuevamente en el fondo existe una parte de tu cerebro que está tendiendo más a un mejor estado de ánimo que antes de identificar a la persona que sonrió.

El asunto es que cuando le sonreímos a alguien más, inevitablemente estamos provocando un cambio en su dinámica mental favoreciendo estados de ánimo más positivos y actitudes más abiertas. Es por esto que en verdad puede resultar sorprendente la serie de cambios que puede desatar una actitud positiva en la vida de las personas. Es un hecho científicamente fundamentado que presentarle este tipo de actitudes y expresiones a los demás hace que las respuestas de los demás sean más positivas. Sí, con algo así de sencillo. Y sí te parece exagerado el poder que le atribuimos a la sonrisa, sólo recuerda que no es sólo el simple movimiento de tu boca el que está provocando esos efectos, sino miles de años de evolución humana.

Así que ya lo sabes. Es un secreto a voces. Uno verdaderamente poderoso, pero tan simple que solemos no tomarlo en serio. Todas tus relaciones pueden adquirir mejores resultados si tienes una mayor dedicación a favorecer en ti un estado de ánimo más seguro, con menos ansiedad y con más sonrisas.

Se trata de sonrisas reales, claro, no de esas que el otro sentirá como fingidas. Pero no es difícil dibujar una sonrisa real aunque no estemos brillando de alegría. Es sólo dibujar una sonrisa sincera. Verás menos hostilidad y más aceptación en las demás personas. Verás más comprensión y más afinidad. Verás más amigos y menos extraños. Verás más de lo mejor de los demás y de ti mismo.

En verdad, es sorprendente. Practícalo y verás.

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