La intención de ponerse en acción para hacer realidad los sueños es
lo más valioso, porque el éxito de los emprendimientos sólo nos está
indicando que estamos transitando por el camino correcto y que hay que
seguir adelante intentando la realización de cosas nuevas.
Lo nuevo es lo que nos llena de energía y nos entusiasma, es la
frescura de la vida, todo lo que aún tiene posibilidades de
desarrollarse, crecer y madurar.
Las decisiones pueden ayudar a fracasar y es la forma de tomar
decisiones la que conduce directamente hacia una cadena de fracasos.
Las decisiones provienen de las creencias, porque somos lo que
creemos, de modo que si una persona está convencida de tener una
auténtica vocación de fracaso, para revertir esa tendencia tiene que
comenzar cambiando sus creencias.
El desarrollo de los negocios en una sociedad compleja y cambiante
exige una estrategia de acción que hay que seguir que garantiza en gran
medida buenos resultados.
Este modo de hacer las cosas se puede aprender, pero es necesario
desprenderse de toda idea preconcebida y estar libre de prejuicios.
Los expertos en comercialización estudian la situación, las
condiciones del entorno, las tendencias, hacia donde se dirige el
mercado, estimulando la creación de un equipo de trabajo idóneo,
incentivando la incorporación de socios familiarizados con la actividad
que van a desarrollar y compartiendo y aceptando nuevas ideas, sin
quedarse pegado a las propias.
Hoy en día se deben sacrificar los personalismos y emplear técnicas y
estadísticas reales para poder trabajar sobre terreno seguro.
El fracaso no es sólo el resultado de una intención sino que es una
forma de vida cuando se insiste en mantener el rumbo equivocado.
A los que se hunden en este remolino, esta situación les confirma que
no vale la pena intentar nada, que tienen mala suerte y que para tener
éxito hay que mentir, engañar o estafar.
Todo lo que pudo haber sido y no fue en la vida de una persona tal
vez se haya debido a su creencia derrotista que dio por tierra con todas
sus intenciones. Sin embargo siempre se está a tiempo para intentarlo
porque la vida comienza hoy.
El fracaso ayuda a entender por qué nos equivocamos y nos da la
posibilidad de corregirlos, porque no existen los proyectos perfectos.
Un trabajo mental puede ser entorpecido por las emociones, cuando el
entusiasmo y las ilusiones hacen que corra por nuestras venas la
adrenalina.
Es mejor permanecer frío y concentrado, porque la realidad tiene sus
reglas que no hay que perder de vista y las emociones nos impiden ver
con claridad.
El éxito de una persona, cualquiera que sea su actividad, es el
resultado del esfuerzo de mucha gente que ha hecho su aporte silencioso
para obtener el mismo objetivo.
El fracaso abre nuevos caminos, marca nuevas sendas, rompe viejas
estructuras y se convierte en el paso obligado de todos los exitosos.
Recién cuando la persona se puede despegar emocionalmente de un
proyecto comienzan a aparecer los resultados, que es cuando se entrega,
deja de estar ansioso, expectante y se deja llevar sin oponer
resistencia.
No es casual que casi todos tengan esta experiencia. Es como si sólo
se pudieran lograr los objetivos cuando estos ya no importan, cuando
han dejado de ser lo más importante en la vida de una persona.
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