En
muchas ocasiones sucede que al revisar nuestros objetivos,
nos damos cuenta de que no hemos logrado aquello que deseábamos,
lo que nos habíamos propuesto lograr para determinada
fecha, ya sea que nos hayamos quedado cortos, o ni siquiera
estamos ni remotamente cerca de lo que pensábamos lograr.
Los
objetivos más comunes que pueden generar frustración
son: lograr un mayor ingreso, lograr un viaje, conseguir una
pareja, formar una familia, cambiar de trabajo, bajar de peso,
emprender un negocio, comprar una casa, etc.
La
frustración de metas no alcanzadas puede ser muy intensa,
y provocar ansiedad, depresión y baja autoestima.
Nos atormentamos pensando en por qué no logramos lo
que deseamos. Nos comparamos con otros que sí
lo han logrado, y eso nos hace sentir peor, ¿cierto?
Bueno,
la realidad es que si no has logrado lo que deseas al día
de hoy, una sola cosa es definitiva: no has logrado lo que
deseas hasta el día de hoy. No es ser redundante, sino
que es un hecho. Lo que es, es. Si no lo has logrado, no lo
has logrado y esa es la realidad. Por lo menos no lo has logrado
hasta el día de hoy. Pero la verdad es que tienes dos
alternativas al reconocer esta verdad: o la sufres,
o la aceptas.
Si
decides sufrirla, te pasarás un buen rato sintiéndote
mal, triste, sin motivación, y preguntándote
por qué tú no puedes ser feliz como otros. Te
pelearás con esa realidad y te molestarás con
la vida. Esto de ninguna manera va a cambiar la realidad,
que es que al día de hoy no tienes aquello que deseabas.
Si
decides aceptar esta realidad, dejarás de pelearte
y de resistirte a ella. Esto te ayudará a algo muy
importante que es: aceptar que
las cosas son como son. El aceptarlo te permite
relajarte y resignarte a esa realidad, lo cual a su vez te
permite disfrutar aquello que sí tienes al día
de hoy.
Muchos
dirán “¡eso es conformismo!”, y la
verdad es que tienen razón, si entendemos el conformismo
como la habilidad de adaptarse a la realidad. Ser “conformista”
no significa que ya no deseo mis metas, y que ya no voy a
luchar por alcanzarlas. Ser “conformista” significa
que tienes la capacidad de adaptarte a las circunstancias,
y ser feliz con lo que sí tienes hoy día.
Un
ejemplo: Imagina que llegas a una paletería con una
gran ilusión de comprar una paleta de limón,
y llevas ya varios días con antojo de paleta de limón.
Entras a la paletería, pides tu paleta de limón,
y te dicen: “se terminó la de limón, hay
de naranja o de coco”. Puedes ir a otras paleterías
pero por alguna razón en ninguna tienen de limón.
Sólo hay de naranja o de coco.
Bien,
pues tienes 2 alternativas: o haces un berrinche porque tu
querías de limón, y cómo es posible que
no haya, y te enojas con la vida, y con el paletero y con
el universo, y sales de ahí con un intenso sentimiento
de frustración, y sin paleta de limón; o aceptas
el hecho de que el día de hoy no hay paleta de limón,
y ni modo. Si no hay, pues no hay y ya. No hay más
que hacer. Si lo aceptas y no te peleas, si te “conformas”,
puedes permitirte disfrutar la paleta de naranja o la de coco,
que es lo que sí hay el día de hoy.
Importante:
no quiere decir que ya no te interesa la de limón,
no es que seas mediocre por conformarte, claro que la deseas
y mañana seguramente regresarás a ver si ya
tienen de limón. El punto es que no dejas de
disfrutar el presente, lo que sí tienes en tus manos,
sólo porque no has logrado lo que deseas lograr.
Lo sigues deseando y buscando, pero mientras tanto, disfrutas
el hoy.
Piénsalo
y decide si es más inteligente enojarte con la vida
por lo que no has logrado, o mejor disfrutas lo que si es
una realidad hoy, y mientras sigues en la búsqueda
de aquello que anhelas, pero con una actitud de disfrute y
alegría.
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