miércoles, 28 de diciembre de 2011

Presionadas para ser delgadas

“No me juzgues por como luzco, mira mi corazón y encuentra lo que soy.”

Difícilmente encontraríamos a una mujer que no deseara, aunque sea por un momento, tener el cuerpo de una modelo. Todas las mujeres, sin excepción queremos estar mucho mejor, pero debemos entender que las tareas del diario vivir no nos dan el tiempo ni la oportunidad de ser constantes, porque no existe una fórmula “Express” o rápida que ejerza el milagro tan deseado para adelgazar.

Formamos parte de un mundo en el que se ha hecho de la belleza una obsesión, el ser delgada es un sinónimo de belleza, y nos ametrallan con propaganda, cada cual muy prometedora: “pierde x libras sin hacer dieta”, “baja 20 kilos, por 20 dólares en 10 semanas”… todos prometen la maravilla de adelgazar sin mucho esfuerzo y en poco tiempo, el problema para muchas mujeres empieza cuando el espejo no les devuelve la imagen que tanto desean ver.

Todas las mujeres vivimos en una constante competencia por quien viste mejor, quien calza mejor, 
quien tiene el mejor perfume, la mejor figura, el mejor tinte, el mejor corte de pelo, el mejor maquillaje, y todas esas cosas que nos han llevado en estos últimos tiempos a vivir un estilo de vida superficial, el ser bonitas y esbeltas, es lo que la sociedad nos ha señalado y hasta exigido. Todo esto se puede convertir en un problema de altas proporciones especialmente entre la gente joven, muy pocas veces pensamos antes de hablar, sin darnos cuenta de que unas cuantas palabras pueden llevar a una joven a obsesionarse por su figura, llevando incluso al peligro de convertirse en una enferma de bulimia y anorexia.

Es necesario poner especial atención a las mujeres jóvenes de nuestra familia, muchas veces expresamos nuestra ternura con palabras que pueden tener el efecto contrario a lo que queremos decir. Puede que sin darnos cuenta estemos señalando con palabras o con un sobrenombre la figura o apariencia de nuestras jóvenes en la familia, “mi gorda”, “gordita” y hasta comentarios desagradables que afectan negativamente. 

Esto a largo plazo puede producir resultados trágicos, a consecuencia de la obsesión por mantenernos delgadas. Los piropos y palabras que normalmente entenderíamos como positivas y bonitas, también pueden afectar negativamente; “mi flaca”, “qué buena estás” cuando se le dice a alguien que está delgada puede llevar implícito la importancia de ser delgada para ser bien valorada, poniendo así la presión de siempre estarlo.

Sin darnos cuenta, entre los jóvenes ya no se habla de alimentarse correctamente, sino concentran sus charlas en lo que no deben de comer, porqué engordan y lo que es peor aún, evitan comer para mantenerse “en forma”, o se someten a un régimen de ejercicios exagerado que los puede llevar al cansancio y extrema falta de energía.

Cabe señalar que la bulimia, aunque es un mal que puede afectar a cualquier persona sin distinción, es más frecuente que afecte más a las jóvenes mujeres alrededor de los 20 años, pero los varones aunque más escasos, también se pueden ver afectados por este mal. Se le ha asociado también con una baja autoestima, inseguridad, fenómenos que se incrementan después de haber probado una o varias dietas fallidas.

Es necesario tener en mente que las niñas pueden empezar a presentar síntomas desde una edad muy temprana,  se ha sabido de casos de niñas que a los 10 años empiezan a presentar indicios, de no ponerle atención el problema podría ser muy grave, por supuesto que es un poco difícil porque lo hacen en secreto, lamentablemente muchas veces para cuando los padres se da cuenta es difícil tomar control de la enfermedad; como madres y padres responsables, desde que nuestros hijos son pequeñitos hay que enseñarles que todo ser humano tiene su propio valor, no importa como luzca. Y como adultos, debemos recordar que cada ser humano tiene su encanto y su belleza.

Algunas cosas en nuestras hijas pueden pasar desapercibidas, pero valdría la pena ponerle atención a cosas que aunque parezcan sin importancia, la intervención a tiempo puede salvar a nuestras hijas de una enfermedad que eventualmente, podría ser muy grave.

Algunas señales que podrían ayudarnos a detectar bulimia o anorexia:


  • Alteración en su comportamiento.
  • Está en su habitación por largos periodos de tiempo.
  • Cambios en el apetito, come más que lo acostumbrado, y luego se desaparece.
  • Se mira constantemente al espejo.
  • Baja y sube de peso sin razón aparente.
  • Caída del cabello.
  • Se deprime frecuentemente, sin razón aparente.
  • Le obsesiona pesarse tan seguido como pueda.
  • Pasa demasiado tiempo haciendo ejercicio.
Pongámosle atención a las mujercitas de nuestra familia, porque si bien es cierto que a todas las mujeres nos gusta lucir bien, no debemos permitir que nuestros familiares se pongan en riesgo por pretender conseguir estar delgadas. No permitamos que unos kilos de más nos lleven a la obsesión de querer ser delgadas, ni permitamos que el querer lucir bien lleve a nuestras hijas, hermanas, primas etc., a una obsesión o enfermedad que podría, incluso, llevarlas a resultados muy malos, y tristemente trágicos.

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