jueves, 6 de octubre de 2011

Cuando la mujer gana más que el hombre

La sociedad está en continuo cambio y con ella los roles sociales se van modificando, el patriarcado desaparece para dar paso a un nuevo concepto de familia. En la actualidad ambos trabajan, es lo normal y se acepta positivamente por ambas partes. Pero, ¿sucede lo mismo cuando los ingresos de las mujeres son superiores a los de ellos?, ¿cuáles son las reacciones más comunes?, ¿afecta esto a la relación de pareja?

  1. Trabas sociales


Todavía existen en nuestra sociedad grandes diferencias salariales entre el hombre y la mujer, estando los hombres mejor remunerados ante las mismas circunstancias laborales.

Suele ser también el hombre, quien alcanza los puestos de más responsabilidad y quien consigue la mayoría de los ascensos, aunque estén ambos igualmente preparados.

Por consiguiente, es difícil que una mujer gane más que su pareja o que desempeñe un cargo superior al suyo; no es lo común. Cuando esto sucede, resulta extraño y difícil de asimilar, y tendemos a hacer comparaciones entre ambos, ocurriendo con frecuencia que en vez de valorar el esfuerzo y logros de ellas, se infravalora el de ellos.

Otro problema es la falta de aceptación que muchos hombres demuestran cuando el salario de éstas es superior al suyo. Bien por machismo o celos, algunos hombres no saben aceptar esta situación, viviéndolo con auténtica angustia y vergüenza ante su pareja y ante los demás.

A pesar de todo esto, cada vez son más las mujeres que logran un gran estatus laboral, desempeñando funciones de responsabilidad y liderazgo. Aunque bien es cierto que a ellas se les exige mucho más y que constantemente tienen que estar demostrando su valía profesional.

2. Diferentes reacciones 



Hay quien se alegra y lo vive de forma positiva, sin que esto afecte a su autoestima ni a su relación de pareja. Valoran los beneficios que esto aporta a la familia y no miden su valía personal ni profesional por los ingresos que perciben, no se comparan con su pareja sino que disfrutan y comparten con ella sus ingresos y logros profesionales.

Esta forma de reaccionar suele ser característica de personas con un nivel cultural medio o alto y, especialmente, en personas jóvenes y sin prejuicios sociales.

Otros por el contrario se muestran reticentes y preferirían ser ellos quienes obtengan mayores ingresos o, en caso extremo, los únicos ingresos. Son hombres que siempre tienen que sentirse por encima de la mujer, no conciben que ésta es un ser libre e independiente con grandes capacidades para desarrollarse personal y profesionalmente, consideran que su hombría está en peligro y no aceptan este supuesto cambio de papeles.

Otras veces, ellos no son capaces de expresar con claridad su incomodidad por esta situación, pero suele haber cambios en su conducta, como enfadarse cuando ella llega tarde del trabajo, estar más exigente con las labores de la casa, pensar que sus hijos ahora están más desatendidos, etc. se sienten más irritados y pueden sentir envidia o sencillamente incómodos, pues todavía existe una tradición machista que les cuesta superar.

Sucede también que algunos hombres no saben cómo reaccionar, se sienten perplejos y desubicados, acostumbrados a una cultura patriarcal aún no se han enterado que las mujeres ya no quieren depender de ellos, quieren vivir su propia vida y luchan por sus objetivos.

Otras veces, son las mujeres quienes se siente mal por este motivo, dejándose llevar por el malestar que siente su pareja o sintiéndose influidas por lo poco común de su situación. A veces, son ellas quienes prefieren que la situación fuese la contraria.

Cuando una mujer tiene bien su autoestima, se sentirá satisfecha de ganar más que su pareja, no le dará excesiva importancia y podrá ir convenciendo a su pareja para que vaya asimilando y comprendiendo la situación. Si se trata de mujeres sumisas o inseguras, probablemente terminen por renunciar a su trabajo. La mujer no puede sentirse mal por este motivo.

3. ¿Afecta esto a la pareja? 


Algunos hombres, lejos de entenderlo como un beneficio para la familia, se sienten humillados y menoscabados en su mal entendido papel de cabeza de familia, llegando a afectar negativamente a su relación de pareja y generando diversos conflictos familiares.

Otras parejas lo viven con gran entusiasmo, porque supone una mejora económica y un reconocimiento de la valía profesional de la mujer. Pero, ¿qué sucede cuando una mejora salarial implica un ascenso que conlleva un cambio de ciudad?, ¿está el hombre dispuesto a dejar su trabajo o pedir un cambio de ciudad?

Ante estas circunstancias la mayoría de los hombres que se alegran del ascenso laboral de su mujer, no están dispuestos a aceptar el cambio que ello supone en su mundo profesional. Pueden aceptar de buen grado que su mujer tenga mejor situación profesional y un salario superior al suyo, pero no que su vida laboral quede afectada por ello.

Sin embargo, si el caso es el contrario y es el hombre quien recibe un ascenso y una importante mejora profesional, el cambio de ciudad y de trabajo en la mujer, incluso en algunos casos el abandono de éste, se ven como una circunstancia de lo más normal.

Si es necesario, el hombre debería sacrificar o renunciar a su trabajo por el de ella, sobre todo cuando la diferencia salarial es sustancial o cuando supone una buena proyección profesional para su pareja. De lo contrario, estaría viviendo su relación de pareja de forma egoísta y poco comprometida, produciendo un menoscabo en su relación o incluso la ruptura.

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