En
la prehistoria el hombre tuvo que volverse guerrero para proteger
sus bienes, la mujer a cambio de ser cuidada cedió su relación
de igualdad, restringiéndose al ámbito del hogar y los
hijos.
En la actualidad la violencia se ha diversificado y ya no sólo
sirve para proteger sino para fines que se han distorsionado provocando
daños, maltratos, agresión física y verbal hasta
llegar a los homicidios.
El escritor y premio Novel Octavio Paz menciona sobre el mexicano:
“…Plantado en su arisca soledad, espinoso y cortés aun tiempo, todo le sirve para defenderse: el silencio y la palabra, la cortesía y el desprecio…” (El Laberinto de la Soledad -1969)
“…Plantado en su arisca soledad, espinoso y cortés aun tiempo, todo le sirve para defenderse: el silencio y la palabra, la cortesía y el desprecio…” (El Laberinto de la Soledad -1969)
Por su parte el Dr. Santiago Ramírez, Psicoanalista observa
al mexicano como:
“Mártir de sí mismo. Débil y andrajoso, mutilado, preso de insomnios de vacío, confunde el amor con la sed el cariño con la flaqueza….lo cursi con lo bello, lo masculino con lo grotesco… por eso el mexicano mata….” (El Mexicano Psicología de sus Motivaciones-1994)
“Mártir de sí mismo. Débil y andrajoso, mutilado, preso de insomnios de vacío, confunde el amor con la sed el cariño con la flaqueza….lo cursi con lo bello, lo masculino con lo grotesco… por eso el mexicano mata….” (El Mexicano Psicología de sus Motivaciones-1994)
Partiremos
desde la perspectiva psicológica del hombre violento para dar
explicación a sus conductas que emergen desde su infancia,
en un contexto familiar.
Principalmente
ha sido un niño maltratado que sufrió abusos fiscos
y/o sexuales en su familia de origen.
Fue testigo del maltrato que su padre dirigía a la madre.
Proviene de una estructura patriarcal rígida, con roles estereotipados.
Recibió exigencias severas de adaptarse al estereotipo masculino
tradicional.
Su familia lo alentó a resolver problemas por medio de la fuerza.
Fue objeto de una crianza con mimos excesivos con una madre que, asumiendo
un papel servil, lo liberó de toda responsabilidad y colaboración
en el hogar estimulando su egocentrismo.
Fue rechazado con brutalidad o burlas cada vez que buscó afecto
o cercanía física.
Estas
son sólo algunas de las características que se han encontrado
en la historias de hombres violentos, hasta aquí podríamos
pensar en una victima más de una serie de penosos acontecimientos
y explicaríamos que se trata solamente de una cadena de violencia
y la agresión y los daños quedarían impunes dejaría
de hablarse de delitos y se vería como algo normal.- pero el
problema es mucho más complejo y parte desde las teorías
biológistas que mencionan una determinación genética,
hasta los ambientalistas que defienden el origen social o cultural
de la agresividad.
Desde el campo psicoanalítico la agresión es una pulsión
que puede ser alterada y modificada para funcionalidad y beneficio
del hombre y no es sólo un instinto irreprimible sin posibilidades
de modificación, hay que resaltar que siempre que se explora
un afecto se encuentra un aspecto cognitivo, entendamos entonces que
es algo previamente aprendido.
Existen
formas y características en estos roles rígidos y estereotipados
para ejercer la violencia
EL
JUEGO DE PODER Y DESEO DE CONTROL:
Un marido abusivo aspira a ejercer un poder y control total sobre
la esposa, no sólo en lo que hace o deja de hacer.
Tenerla así dominada es una forma de alimentar una precaria
seguridad en un
hombre que en el fondo se siente inepto y vulnerable.
BAJA
AUTOESTIMA
El hombre violento tiene una imagen muy negativa de sí mismo.
Se siente como desvalido, miserable y fracasado como persona aunque
pueda ser un profesional exitoso.
Está siempre a la defensiva, no pudiendo manejar su ansiedad
y apurándose a acusar antes de que lo acusen.
POSESIVIDAD-CELOS.
Esta violencia se dirige a buscar la exclusividad queriendo ser el
primero y el único en la atención de su pareja.
Cuanto más fiel y reservada, más celos le tiene.
DEPENDENCIA EMOCIONAL.
No ha logrado la separación e individuación desde el
punto de vista del desarrollo psicológico, en consecuencia
se le dificulta los límites entre él y su pareja. Y
cada intento de separación es una catástrofe para él.
AISLAMEINTO EMOCIONAL Y MONÓLOGO INTERIOR.
El
hombre violento no tiene contacto auténtico con el mundo, se
manejan con códigos estereotipados o diplomáticos.
No es abierto, se muestra cauteloso, prefiere hablar sobre otros,
por lo general de manera acusatoria, que sobre si mismo.
INTUICION
NEGATIVA.
El
hombre violento esta muy atento de su esposa, sabiendo sus puntos
débiles y sus miedos.
Este punto le sirve como astucia ya que va variando sus actitudes
según sopla el viento para él, pudiendo desconcertar
a propios y extraños provocando confusión.
REPRESIÓN MUDA.
Esta
es la más terrible de las armas que puede utilizar el hombre
violento, complicándose la forma de probar lo que él
hizo ya que la agresión la realiza con miradas, voz baja, actitudes
que son percibidas y sufridas sólo por su mujer.(actitud de
del gangster).
Esta situación provoca la confusión en los hijos ya
que pueden sospechar de la veracidad de la agresión provocada
por el padre.
ESTRATEGIAS PARA EVITAR LA REALIDAD
Se
presenta una actitud de hostilidad y brusquedad que genera temor.
Elude la mirada de sufrimiento de su mujer e hijos y no quiere enterarse
de las consecuencias de su violencia.
Argumenta y racionaliza para asilarse emocionalmente del deterioro
que provoca a la familia, se le observa amargado, fanfarrón
o tortuoso.
Con
tales estrategias el hombre violento se defiende del conocimiento
de que es él quien tiene un grave problema por solucionar.