El triángulo amoroso busca un complemento más en su relaciones
Una vez que se inicia la relación con la tercera persona, los poderosos sentimientos ambivalentes que se desarrollan mantienen el triángulo. El que inicia un triángulo amoroso,
cuando está con uno de los miembros, piensa en el otro y viceversa. Por
eso siempre sufre. Nunca está satisfecho, lo que ocurre es que éstas
otras dos personas son complementarias. Solas no le satisfacen
plenamente. El alternar entre las dos personas ocurre como una
necesidad, pues convierte a esas dos personas en complementarias. No
quiere perder a ninguna de las dos. El que inicia el triángulo
generalmente nunca está totalmente conforme con ninguna de las otros dos
miembros del mismo.
En el triángulo amoroso, las dos personas
complementarias siempre tienen la esperanza de ser las “triunfadoras”.
Esa esperanza es la que mantiene el triángulo. Cuanto mayor duración del
triángulo, mayor será el sufrimiento para todos los que están
envueltos. Sin embargo, las promesas rara vez se cumplen por mucho
tiempo en las relaciones amorosas. Solamente sirven para postergar la
ruptura.
Síntoma de que algo no funciona
La manera de evitar la posibilidad de un triángulo amoroso es no iniciando una nueva relación
antes de terminar la actual y de concluir con el período de duelo
emocional. Por tradición, la mujer rara vez inicia el triángulo amoroso, pero tiende a mantenerlo una vez que se inicia. La persona que inicia un triángulo generalmente termina perdiendo a las dos otras personas.
Las razones que llevan a una aventura son tantas como estrellas hay en el cielo, miles de factores pueden desencadenarla: estrés,
búsqueda de comprensión, soltar la tensión que está muy alta en la
pareja, etcétera. Una aventura extramatrimonial es un síntoma, un
esfuerzo, por salir de la ansiedad e incomodidad generada por los problemas no resueltos entre la pareja.